miércoles, 8 de diciembre de 2010

Caudalquivir

Durante la Edad Media, incluso antes, los nobles, la aristocracia, los señores feudales, la curia episcopal y poderosas familias construían sus castillos y fortalezas en altos cerros inexpugnables, para poder defenderse de posibles atacantes e invasores. Los pueblos también se construían en lugares elevados y era imposible que se inundaran, aunque antes también llovía.

Pero llegó el siglo XX, en el que la población mundial se multiplico por cinco y también la ambición del ser humano. Y como a la mayoría le gusta vivir en grandes ciudades y pueblos, el campo se está despoblando y las ciudades se convirtieron en aglomeraciones de grandes bloques en barrios dormitorios y en cementerios de almas vivientes. Pero como a muchos ciudadanos les gusta tener su casita particular, aunque sean barracas o chabolas, se comenzaron a construir viviendas en lugares inundables en las riberas de los ríos, con el beneplácito de los políticos locales, los estatales y los autonómicos en los últimos treinta años.

El caso es que el consumismo y la combustión de energías fósiles nos condujo a la contaminación globalizada y al efecto invernadero, éste al cambio climático y cuando el niño o la niña se ponen a mear en verdaderas gotas frías, se inunda todo lo inundable; tal vez por la no regulación de los embalses de los grandes ríos como el caudaloso Guadalquivir estos días. Ahora los damnificados se quejan pidiendo responsabilidades a quien corresponde, incluso algún impresentable político popular que visitó Écija hoy. Responsables que cuando dieron los permisos de construcción pertinentes sólo pensaban en la recaudación municipal para autoasignarse buenos sueldos públicos.

Y como a perro flaco todo son pulgas, podemos comprobar que llueve sobre mojado y que los barrios y las mansiones de los ricos nunca se inundan, ni se derrumban con terremotos ni sufren otras catástrofes naturales. Y ahora quién le pone el cascabel al gato, porque esto no hay quien lo pare. Pero nos está bien empleado por pícaros, por espabilados y bobalicones. Menos mal que dentro de año y medio ya tendremos otro Gobierno eficientísimo y todo funcionará perfectamente, por la gracia de Dios. Amén.

CONSTANTE

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