miércoles, 15 de diciembre de 2010

Mireia Belmonte

Digo a menudo que me amargan los telediarios, tal vez porque ya soy un viejo cascarrabias; pero hoy al llegar a casa y hacer zapping recibí una gran alegría al ver como una hermosa chica catalana de veinte años triunfó en el Campeonato Mundial de Natación, obteniendo para España dos medallas de oro. Espero y deseo que sea el inicio de una buena cosecha de éxitos a partir de ahora, especialmente en los próximos Juegos Olímpicos de Londres.

Mireia Belmonte, seguramente de padre granadino, es una chica de una belleza extraordinaria e impresionante, que ha sacrificado infinidad de horas de su infancia y juventud para poder llegar a esto. Me gustaría que triunfase ampliamente para que sirva de revulsivo, ejemplo y modelo a miles de jovencitas españolas y de todo el mundo que no se encuentran a sí mismas, porque están perdidas por los vericuetos de los vicios de tabaco, la droga, los teléfonos móviles, los juegos absurdos de las innovaciones tecnológicas, las permitidas reuniones del botellón, las tertulias poco interesantes, las ilógicas relaciones precoces con chicos insignificantes y un largo etcétera, por eso les pasa lo que le pasa a la mayoría de ellas: Ni chicha ni limoná.

No hace mucho un nuevo amigo me recriminó que no sea creyente y yo le dije que sólo creo a las vírgenes. Pues bien, cada vez que veo chicas como Mireia, quedo alucinado adorando su figura angelical, sus bellísimos ojos, su personalidad e inteligencia y su fortaleza física y mental. Si todas las mujeres intentasen ser como ella, este mundo no estaría perdido en manos de tantos políticos inútiles ni de mongólicos insaciables que quieren apoderarse de todas las riquezas terrenales.

Por favor chicas, si sois tantas como hombres, ¿por qué no les obligáis a cambiar, si tenéis la sartén por el mango? ¿O es que no os dais cuenta?

CONSTANTE

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