martes, 22 de junio de 2010

Econotuya española

Anónimo dijo:

Amiguísimo y amadísimo bloguerillo, déjate de capulladas coñiles de la tía Enriqueta, Catalunya está dentro de Europa y "desgraciadamente" dentro de España, la Economía Europea no está ni estará para templar gaitas ni tonterías maniqueas de cuatro alucinados, el capital manda, y si no lee lo siguiente:

"O el Wall Street Journal la tiene tomada con España o es que España pasa algo realmente grave. El diario económico más prestigioso de la City vuelve a la carga con los problemas financieros del país. Irwin Stelzer, uno de los analistas más acreditados del rotativo neoyorquino y director del departamento de Política Económica del Instituto Hudson, habla en la misma portada del "estado de negación de Zapatero" respecto a la crisis y sus consecuencias, que están sintiéndose ya conforme avanza el "dolor" por todo el país y la zona euro.

Advierte Stelzer que "Grecia es el telonero, un acto de calentamiento y España el espectáculo principal". La presencia en Madrid la semana pasada de las principales autoridades financieras del mundo indica que los problemas son realmente serios. "Los bancos españoles" continúa Stelzer "tienen el interbancario y los mercados de capital congelados" por lo que su única salida es refinanciarse vía el BCE. Nada que no sepamos ya en España, pero que empieza a preocupar en la primera plaza financiera del mundo.

A pesar de la visita de Strauss-Kahn y de la delegación del Tesoro norteamericano a Madrid, el escepticismo sigue reinando en los mercados. Para Stelzer la razón hay que buscarla en que "el Gobierno español no está en posición de ayudar a sus propios bancos" por lo que su "caída provocaría una lluvia de dolor por toda Europa, los Estados Unidos y Gran Bretaña". España es la cuarta economía de la eurozona y está muy expuesta a la banca extranjera, especialmente a la de los países del euro, hasta "727 mil millones de dólares" según cuenta Stelzer.

No todo, sin embargo, es tan malo como las cuentas públicas y privadas de España. La situación es tan delicada que "la canciller Angela Merkel odia la idea de salvar la banca española, pero sabe que si la campana suena en Madrid reverberará en Berlín. Sabe también que el día de soberanía completa sobre los presupuestos nacionales ha terminado dentro de la zona euro". Eso en la parte que toca a las expectativas, en la real, para Stelzer es una buena noticia que exista "un amplio reconocimiento de que España no prosperará sin una reforma laboral que ya ha empezado a implementarse abaratando el despido".

Eso y el mensaje que el Banco Central Europeo ha enviado a Zapatero asegurándole que la "única vía para lograr el crecimiento económico es la austeridad" pueden ser las claves que permitan a España salir del hoyo en el que le ha metido el Señor Zapatero".

22 DE JUNIO DE 2010 08:57

2 comentarios:

  1. Amigo Galleguiño-catalanoide:

    Ahora que la economía es cada vez más de los otros que de los unos, cuando las macrocuentas se miden por miles de millardos a que viene la idea "sublime" de la segregación, hay que pisar el suelo y no alimentar los bolsillos de cuatro muertos de hambre que usan banderas y colores para vivir mejor que el resto y por supuesto sin dar golpe y sin doblar el espinazo.

    Ah, bueno, si lo que quieres es que te lleven en coche a 175 km por hora, saltándote las reglas y las leyes de tráfico, que multen a tu pobre "chofer", le quiten puntos y le amargen la vida, entonces viva la segregación soberanoide y catalanofoba.

    Firmado y rubricado por;

    Un amargado de la zona costera, allá por donde los besugos se lian a ostias con los carneros.

    Visca Catalonia soberanista independiente autonosuya y mía.

    Pep - otilíneo

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  2. Amigo blogueril culturzate un poquito;

    También Huyn había advertido de que el problema de la libertad no estaba tanto en las formas políticas como en "las ideologías que desprecian al hombre".

    El susurro de la serpiente

    Todas ellas tienen un elemento común: la autonomía moral del individuo. Puede parecer una paradoja que la promesa del demonio a Adán y Eva, que da título a este libro, acabe arrastrando a la humanidad por los suelos. Pero justo para quien vea en ello una contradicción se escribió Seréis como dioses.

    "Si Dios no existe, todo está permitido", afirma en Los demonios Kirilov, uno de los más célebres personajes de Fiodor Dostoievski. Las páginas de Huyn, de principio a fin, explican el sentido profundo de esa sentencia y cómo fue tomando cuerpo en la historia del pensamiento, del arte y de la política.

    Cuando robamos a Dios la majestad debida y le expulsamos del santuario, ese hueco no queda vacío: "De los altares olvidados han hecho su morada los demonios", dijo Ernst Jünger.

    Es un proceso que arranca en el Renacimiento, donde Dios parece solamente apartado del centro, pero aún lo ilumina todo; continúa con la Ilustración, cuando los filósofos dejan al Creador sin trabajo al desconectarlo de toda implicación con sus criaturas; y culmina con la pretensión de ciertos científicos de considerar su existencia como una superstición propia de pueblos poco desarrollados, pretensión que hacen suya todas las ideologías del Progreso, el marxismo sobre todo.

    Porque es en la política donde ese abandono de la divinidad se traduce en "el imperio totalitario de ideologías que sirvan como sucedáneos de la religión". Huyn acomuna en ese designio a Robespierre y a Lenin, y por supuesto al empeño nacionalista. Se detiene en particular en el nacionalismo ruso, no menos arriesgado en la versión nihilista que en la espiritualista, y son en ese sentido muy interesantes las matizaciones al discurso de Dostoievski.

    Dieciocho puntos para un programa de acción

    Una de las razones que convierten Seréis como dioses en la obra de referencia que señalaba Soley es que Huyn incorpora a su discurso propio un impresionante arsenal erudito de citas de los grandes y pequeños nombres del pensamiento universal, tanto con obras clásicas como con las contemporáneas en el momento de la redacción. Al leer asistimos así a un repaso completo a la cultura de nuestro tiempo, pero orientado en la dirección que sabiamente fija el autor desde la primera línea.

    Las últimas constituyen todo un llamado a la acción y a la responsabilidad, a "demostrar hombradía y valor cívico" para orientar la marcha de las cosas: "Todo aquel que en un tiempo como el nuestro no se exija cuanto pueda será de un modo u otro culpable".

    Por su parte, junto al esplendor teórico de su obra, Huyn ofrece un programa de dieciocho puntos para una "política conservadora [que resguarde] la dignidad del hombre como hijo de Dios". Que es algo más encumbrado que "ser como dioses", como bien sabía en su perfidia la serpiente del Paraíso.

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