viernes, 4 de junio de 2010

Reforma laboral

Hace dos años que comenzó la crisis y desde entonces es imprescindible una reforma laboral, para que las empresas puedan despedir con más facilidades parte del personal más cualificado y sustituirle por mileuristas para incrementar aún más sus beneficios; pero en España nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y nos ponemos manos a la obra si nos presionan organismos internacionales, como en estas fechas.

Ya sabamos qué pretende la patronal y lo poco que pueden hacer los sindicatos subvencionados, con más liberados que viven de la sopa boba y la más baja afiliación de trabajadores de todos los países de la OCDE; lo que no quiere decir que no estén legitimados. Como las negociaciones han fracasado, ahora el Gobierno anunció que el día 16 habrá reforma laboral por decreto, aunque sólo sea para quedar bien ante las instituciones europeas en vísperas de una “importante” reunión.

Debido al bajo rendimiento de las empresas españolas, creo que la reforma se salvaría si en la ley se añadiera un artículo en el que se anunciara que todas aquellas empresas, grandes, medianas o pequeñas, que pueden tener enormes beneficios a pesar de la mala gestión y la baja productividad de parte de sus trabajadores y se ensañan con la reducción de plantilla, serán susceptibles de ser intervenidas por el Estado, para ponerlas en manos de los mismos trabajadores. De manera que éstos puedan demostrar lo listos que son, como cuando hablan de política, de fútbol, de toros, de coches o de putas; con lo que eliminaríamos de un plumazo a los dirigentes que se llevan la mayor parte de los beneficios con sus sueldos astronómicos, para despilfarrarlos alegremente disfrutando de grandes coches, yates y mansiones, en viajes inolvidables, en casinos y otros juegos de azar y orgías impresionantes, sobre todo sexuales; en vez de invertirlos en expandir los negocios, en innovación o prevención de riesgos profesionales. ¡El que quiera peces que se moje el culo! No se puede tolerar que se crean unos craks, siendo más cortos que las mangas de un chaleco. Si de mí dependieran tendrían que sudar la camiseta y no podrían ir por el mundo de triple fanes: fantasmas, fanfarrones y fantoches; gracias a inanición de la mayoría de los trabajadores, que parecen no tener sangre en las venas. ¿Cuándo vamos a espabilar? Si el movimiento se demuestra andando.

Esta propuesta no es tan descabellada si tenemos en cuenta que ya hubo precedentes y experiencias positivas, especialmente en Euskadi; por aquello de cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar; con lo que todos nos pondríamos las pilas. De esta manera, los mismos trabajadores no permitirían perros como compañeros y no habría tanta gente practicando la “bajancia” (sinónimo de vagancia, pero relativo a la baja) colapsando los servicios sanitarios. ¡Ojo al dato! Lo dice un tonto.

CONSTANTE

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