Escuchar al presidente de una nación decir que es probable que los EE UU estén detrás de los cánceres que sufren unos cuantos dirigentes sudamericanos es una gran estupidez.
Sabemos que los norteamericanos no son trigo limpio y que son bastante ingenuos. Muchos piensan que somos obra de Dios y no productos de la evolución; además son los que más contaminan, los que cuidan menos su alimentación, los que provocan guerras para beneficio propio, montan o desmontan dictaduras y gobiernos según les conviene y para colmo se creen el ombligo del mundo, cuando es la potencia más endeudada y tienen más de 40 millones de pobres.
Pero si el mayor mal de los males para Cuba, según sus dirigentes, es el embargo norteamericano, para su primo hermano Chávez, pues también pueden estar detrás del mal que afecta a su salud. Precisamente, los políticos utilizan las estadísticas para todo y si es conocido que más o menos el 20% de los humanos tenemos la posibilidad de sufrir algún tipo de cáncer a lo largo de nuestra vida, si tenemos en cuenta que cuatro dirigentes del aquel continente sufren actualmente un cáncer, está exactamente dentro de la posibilidad estadística. Pero los que se consideran dioses le tienen que echar la culpa a alguien porque se creen intocables. Que los norteamericanos estén detrás de esa tontería es menos probable que yo llegue a ser Papa en el Vaticano. Lo peor del caso es que la mayoría de los ignorantes venezolanos y del resto del mundo se lo creen, porque no ven más allá de sus narices.
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