Cuando Rajoy sabía que tenía la posibilidad de perder las elecciones nombraba a ministros con mucha antelación para ver si le ayudaban a ganarlas. Pero esta vez no abre la boca hasta que no tenga más remedio, para que los decepcionados no puedan echarle los perros cuando ya todo esté decidido.
Me alegro de los nombramientos de hoy: Jesús Posada, un hombre digno como presidente del Congreso y Pío García escudero como presente del Senado. No quiero decir que Pío sea un hombre indigno, pero si es presidente de
Pobre Rajoy, a partir de ahora no tendrá más remedio que hablar para desvelar sus intenciones y pronto se le verá el plumero. El futuro se presenta emocionante, viendo como esos lumbreras nos quitan las castañas del fuego, cuando pretenden todo lo contrario, favorecer a sus amigotes, los de siempre.
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