jueves, 23 de febrero de 2012

¿Qué esperábamos?

En las últimas elecciones municipales, autonómicas y generales, arrasó el Partido Popular y ahora están apretando las tuercas a toda la ciudadanía, especialmente a la clase trabajadora. ¿Qué esperábamos?
Reajustan y recortan con recochineo, con prepotencia y descaradamente en temas tan sensibles como Educación y Sanidad, porque los suyos pueden llevar a sus alumnos y a sus enfermos a empresas privadas que se dedican a esos negocios.
Dicen que no hay dinero para nada y en cambio todos sabemos donde han dilapidado miles de millones de euros en eventos fantasmagóricos y obras faraónicas, tanto unos como otros partidos. Recuerdo los aeropuertos sin aviones ni pasajeros de Castellón, Ciudad Real, Lleida, León, Pamplona o Badajoz; los palacios de congresos de Oviedo y de Huesca, la Ciudad de la Cultura en Santiago, las Setas de la Encarnación en Sevilla, las estaciones del AVE en Requena-Utiel o Cuenca, la Cúpula del Milenio de Valladolid, la Ciudad del Circo de Alcorcón, la Caja Mágica y el Estadio de la Peineta en Madrid, los tranvías de Zaragoza o Jaén, la Cúpula de la sede de la ONU en Ginebra, la estación de Santa Rosa en la L9 del metro de Barcelona, la Torre del agua de Sevilla, el Mazinguer de Zaragoza, el puerto deportivo de Laredo, las desvencijadas edificaciones de la EXPO-92, los cines IMAX y otros mamotretos públicos inútiles, el Fórum de las Culturas y muchos otros eventos que fueron una ruina para el país. Mención aparte la merecen los aberrantes acontecimientos organizados y las espectaculares obras realizadas en la comunidad valenciana desde tiempos de Zaplana hasta Camps, por lo que fueron premiados, el primero representado a Telefónica en Europa, con un sueldo de 1 millón de euros anuales y el segundo, absuelto por el tema de los trajes, derivado de la trama Gürtel, quien según sus declaraciones no tiene donde caerse muerto. Cuando deberían estar los dos en la cárcel por haber endeudado a varias generaciones futuras de su comunidad.
Y es precisamente en Valencia donde los alumnos se manifiestan con razón, entre otras cosas por falta de calefacción en las clases, donde la policía les machaca sin contemplaciones, tratándoles de salvajes enemigos. Espero que el ejemplo de estos alumnos se generalice a todo el país y que contagien también a los trabajadores, para que no se queden en casa con los brazos cruzados esperando el palo de teléfono sin vaselina. Sigamos votando a estos salvadores y nos irá de maravilla, porque sarna con gusto pica. Como en Andalucía obtengan también mayoría absoluta me voy a descojonar de risa, por no llorar.

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