Una de cal y una de arena

Recorte tras recorte, el Gobierno ya nos tiene acostumbrados a pensar lo peor cada vez que se reúne el Consejo de Ministros. Ayer tomaron una buena decisión para que los autónomos y las pequeñas empresas puedan cobrar de las administraciones morosas, aunque tengan que esperar unos meses. Esto significa más endeudamiento para el Estado y más negocio para los bancos, que siempre salen ganando.
Estoy atento cada semana a sus medidas y sería feliz el día que nos sorprendieran con la decisión de eliminar a todos los políticos ineptos que se han apalancado en el poder, con el pretexto de que han sido elegidos por el pueblo. ¿Lo serían si hubiese listas abiertas? Pero además, les deberían rebajar el sueldo a la mitad a los que se queden, pues aún seguirían ganado el doble o el triple que la mayoría de los trabajadores. Y también deberían prescindir de tantísimos enchufados como asesores o consejeros inútiles. Con estas rebajas se acabarían los problemas de la deuda de una tacada, pero, claro, ¿Cómo van a joderse ellos mismos? Los muy cabrones. Esto no tiene arreglo.