jueves, 27 de agosto de 2009

Barcelona no es bona

Barcelona es una ciudad tan cara, que en los años noventa decrecía su población. A pesar de todo, en lo que va del nuevo siglo, su número de habitantes volvió a aumentar, gracias a los inmigrantes de todas partes del mundo, logrando crear unos ghetos en la ciudad, gracias a los cuales ya sólo hay tranquilidad en el barrio de Pedralbes, porque allí no escasean los policías.
Ya ni siquiera se puede practicar el aborregamiento en Las Ramblas ni pasear tranquilo según en que los barrios, sobre todo por las noches. El ayuntamiento se ha convertido en una agencia tributaria de recaudación de impuestos y ya es imposible acercarse a la ciudad en coche, sin el riesgo de quedarse sin él o pagar los parkings más caros de España.
No hace muchos años legislaron un normativa para la ciudadanía, y como casi todas las leyes del país, nadie las cumple. Yo conocí a algunos chicos en el instituto que se hicieron mossos d’esquadra, porque tenían claro que lo suyo no era ser explotado en las cadenas de producción. Ellos sustituyeron a la policía nacional y desde entonces la ciudad es un caos.
Esta semana, un señor jubilado, que no puede casi ni moverse y ni tiene para pagar un puto teléfono, vio como dos chicos reventaron una persiana de un primer piso en una calle adyacente a la calle Princesa y en menos de cinco minutos robaron todo el material informático y otros objetos de valor que había en la vivienda. El señor se desgañitó pidiendo que alguien llamase a la policía, pero ningún vecino ni transeúnte se preocupó, porque no les afectaba a ellos.
El joven matrimonio robado, además de quedarse sin el material informático, con él volaron los programas específicos para realizar sus trabajos y sus estudios, fotografías y un montón de recuerdos de varios años de trabajo.
Hubo denuncia y fue cuando se enteró la policía; pero cómo la policía municipal de Barcelona ni los mossos d’esquadra son eficientes como Scotland Yard, los perjudicados se quedarán con las ganas de que les devuelvan el material sustraído y tendrán que resignarse y volver a comenzar de nuevo.
Barcelona va muy mal. Se han gastado miles de millones en publicidad para darla a conocer, pero si le quitaran las obras de Gaudí, ni un japonés se interesaría por ella, cuando ni siquiera les impresiona París.
Señores gobernantes de Barcelona, no hay que mirarse tanto al ombligo y hacer cumplir la normas, para que la ciudad no se convierta en un lugar inhóspito para la gente decente. Si los delincuentes piden caña, hay que dársela, para que los que pagan impuestos puedan vivir tranquilos. Pero si los ciudadanos no colaboran ni exigen a las autoridades que se cumplan las leyes, tenemos lo que merecemos y así nos luce el pelo.

Mañana, cómo eliminar los ERE.

CONSTANTE

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