martes, 25 de agosto de 2009

Historia de un vecino

Esta es la historia de un vecino cualquiera. Tenía un buen trabajo como autónomo en el mantenimiento de maquinaria especial en una importante multinacional.
Aún estaba soltero cuando se hipotecó veinte años para construir una casa a su gusto. Con el tiempo se casó con una joven, de las que busca qué se puede sacar, que no tuvo necesidad de trabajar y se dedicó a la crianza de los hijos, un niño y una niña sorda de nacimiento.
Cuando liquidó la hipoteca, su señora le pidió el divorcio y la justicia le adjudicó la casa a ella. El marido tuvo que hipotecarse veinte años más para comprar un piso que no valía ni la cuarta parte de la casa y se llevó a la hija minusválida con él; además de pasarle a la ex la pensión que estipuló la ley.
Diez años más tarde, aprovechando la coyuntura de la crisis, la multinacional prescindió de sus servicios, contratando a un joven mileurista, y como nuestro amigo no tenía derecho al subsidio de desempleo, a los pocos meses se quedó sin el piso, que pasó a ser del Banco, como mandan los cánones, perdiendo todo lo pagado hasta entonces. ¡Toma justicia!
Alquiló un viejo piso en un barrio marginal, donde era imposible convivir con gente de toda calaña. Su hija tuvo que hacer un paréntesis en su carrera universitaria y se puso a trabajar en un supermercado, pero con lo poco que le pagan les resulta imposible llegar a fin de mes. Tampoco le paga la pensión a la ex, aunque ella se la reclama.
El hombre no tiene a quien recurrir, se cree que es un inútil y ya no sabe qué hacer a sus cincuenta y cuatro años. Por lo que yo le pregunto al Presidente del Gobierno: ¿Si la Constitución dice que todos los españoles tenemos derecho al trabajo y a una vivienda digna, y en treinta años sólo hemos conseguido, entre otras cosas, que los homosexuales puedan casarse? ¡Menudo avance de mierda para el país!
Señor Zapatero, hay un sin fin de fórmulas para salir de la crisis, pero como se cree Dios, no puede escucharnos y bien que lo siento. Si es usted incapaz de sacarnos de esta bancarrota, por favor, renuncie al cargo, dimita o convoque elecciones anticipadas. Si sólo protege a los poderosos que no tienen problemas de ningún tipo, como los otros que aspiran a gobernar, por favor, dedíquese a otra cosa, que esto no es lo suyo.
Menos mal que los desahuciados y oprimidos de este país tienen una paciencia infinita, sino rodarían muchas cabezas. Esto es lo que les salva a los hijos de la gran puta.

CONSTANTE

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