Incongruencias de Rajoy

El resignado pueblo gallego ha sido emigrante durante siglos. Primero emigró a América, después a Europa y a las regiones industrializadas de España. Pero cuando la economía nacional y mundial no está para tirar cohetes, no tienen más remedio que encerrarse en su terriña, soportando de nuevo el caciquismo heredado de la dictadura franquista.

Recuerdo cuando en los 90, Aznar tachaba de pedigüeño a Felipe, porque exigía miles de millones de fondos europeos para equiparar de una vez por todas a España con las economías más avanzadas del continente, algo que todavía no se ha conseguido y tal como van las cosas el tema va para largo. Cuando Aznar llegó al poder, no se le ocurrió despreciar esos fondos, sino todo lo contrario, y propició el desmadre actual del país con el ladrillazo y la descontrolada corrupción insaciable.

Cuando nombró a Rajoy para sustituirle, me fastidió mucho, porque es uno de los políticos gallegos más tontos que he visto en mi vida, por sus silencios en estos días actuales sobre el caso Gürtel y no hacer una propuesta coherente para salir de la crisis, pues se cree que va a ser Presidente por la cara. Es alto, pero no da la talla para nada y está ahí sólo porque le han puesto y no se lo ganó a pulso.

Hoy se reunieron todos los mandamases del partido en Santiago para celebrar el primer aniversario de la vuelta al poder y me molestó Rajoy que dijera que España no puede prestar 2.490 millones de euros a Grecia, país gobernado por sus homólogos de la derecha durante los últimos diez años, sabiendo que a la vuelta de uno o dos años, tal vez cuando su partido gobierne, tenga que recibir diez veces más del resto de Europa, porque este país es ingobernable y nuestros ineptos políticos no hacen más que hundirlo cada día más en la miseria.

Claro que es mucho dinero para ayudar a Grecia. Con esa cantidad se podrían construir doce sincrotrones ALBA, como el que se inauguró hace dos semanas, que costó algo más 200 millones; lo recuerdo para saber de cuánto estamos hablando. ¿Os imagináis cuántas otras cosas se podrían hacer con esa grandiosa cantidad de pasta? Sólo espero que nos la devuelvan, aunque sea sin intereses. ¡Manda carallo!

CONSTANTE