domingo, 11 de abril de 2010

Justicia en el fútbol

Tengo que reconocer que no me gusta nada el fútbol, pero alguna vez, cuando todos los medios de comunicación decían durante una semana que el partido de ayer era el más importante del milenio, tuve curiosidad y lo he visto a ratos, alternando con la película de la preciosa Silvia Marsò en la 33. Me di cuenta que ayer hubo justicia. Más que el Madrid y el Barça, se enfrentaban dos concepciones de fútbol diferentes, dando total protagonismo a un fantasma prepotente y a una persona que no cambiará nunca aunque viva mil años; porque el que nace de una manera, permaneceré así hasta que muera.

Disfruté viendo el careto desesperado del estúpido Ronaldo y la sencillez, la humildad y el arte del Mesías Messi, que hace que te guste lo que no te gusta.

Me alegré del resultado, aunque el Madrid haya machacado la portería del Barça, con muy mala suerte o porque el portero culé tenía un buen día.

Lo que no entiendo es cómo puede haber gente que es capaz de pagar hasta el salario de un día o incluso el de una semana en la reventa, para ver un partido así, con lo bien que se ve en televisión.

El fútbol durante el franquismo era considerado la droga del pueblo, pero pasado el tiempo sigue siéndolo, como muchos otros fanatismos y lacras como la misma droga, el hedonismo, el desmadre o la estupidez humana, que no nos dejarán levantar cabeza mientras vayamos mordiendo el anzuelo que nos lanzan los poderes fácticos insaciables que nos dominan y explotan descaradamente.

¡Pobre país!

CONSTANTE

1 comentario:

  1. Amigo Bloguero, yo vi el partido en casa de unos amigos que me habían invitado a cenar y ví otro partido.

    Ví UN TONGO COMO UNA CATEDRAL.

    Ví un baile de máscaras, donde los que sabían no hacían nada, donde los disparos no salían bien y donde el respetable estuvo engañado.

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