Reunioneros inútiles

Estos días han estado reunidos muchísimas horas los señores que intentan ponerse de acuerdo para reformar la Ley de Pensiones y terminó todo como el rosario de la aurora. ¡Pobrecillos, tanto tiempo perdido para nada!

Si el Gobierno tuviese lo que debería tener, elaboraría un decreto ley imponiendo que la persona que no haya cotizado nunca, que se busque la vida; que ya está bien el mantener a tantos vagos y espabilados que no han querido trabajar ni cotizar nunca. Al que haya cotizado poco que le garanticen la supervivencia y al que haya cotizado más que nadie, que le den la máxima pensión, siempre con un límite, también para los presidentes y directivos de las entidades financieras, políticos y especuladores sinvergüenzas. Y los cientos de miles de trabajadores que se jubilan cada año, que su pensión sea proporcional a lo que hayan cotizado durante toda su vida laboral. Esto sería lo justo y razonable, porque los espabilados a los que me refería, cotizan en los últimos años el doble que en los anteriores. Así veríamos como algunos que se obsesionan con jubilarse en lo mejor de la vida querrían trabajar voluntariamente muchos más años. De esa manera ya no haría falta imponer un límite a la edad de jubilación. Aprendamos de Fraga, como ejemplo a seguir.

Esta parece una idea descabellada, pero si los técnicos hicieran las cuentas verían que a la larga se saldría ganando. No es justo que los que se han tirado la vida padre con sus sueldos astronómicos deseen seguir disfrutando de costosas orgías cuando la mayoría incluso pasa hambre, si el kilogramo de patatas cuesta lo mismo en el norte que en el sur y lo mismo al rico que al pobre.

Para que este plan resultase factible habría que elaborar y aprobar otra ley para lograr el pleno empleo, para lo que existen varias fórmulas, pero con la imaginación que tienen nuestros políticos podemos esperar sentados, porque ya han perdido las esperanzas de sacarnos del atolladero en que nos han metido por inútiles.

Tengamos paciencia y no suframos más, porque la diosa naturaleza ya se está revelando contra las acciones del inteligentísimo hombre y cada año que pasa lo tendremos más crudo. Si alguien no lo ve así, que baje de las nubes.

CONSTANTE