América latina

La mayor parte del continente centro y sudamericano tuvo muy mala suerte con la conquista y la cristianización por parte de España. Durante el primer siglo, por poco eliminaron la población indígena con las enfermedades que les hemos transmitido y al cabo de tres largos siglos prácticamente les habíamos esquilmado sus riquezas fáciles de robar y explotar, hasta que los distintos pueblos reaccionaron y lograron la independencia.

Desde entonces, todos aquellos países han tenido altibajos: épocas de prosperidad y de miseria, dictaduras y democracias. Resulta curioso que cuando esos países eran gobernados por dictadores o gobiernos de ideología de derechas, no pasaba nada. Los poderes fácticos, especialmente los económicos, con los Estados Unidos a la cabeza, se sentían felices; pero cuando el pueblo reacciona ante tanto abuso y explotación y se implanta un gobierno de izquierdas, es cuando surgen los problemas y los conflictos. Los vividores y manipuladores de siempre no están a gusto con la plebe que jalea a los nuevos gobernantes y se ponen nerviosos, intentando por todos los medios volver a las andadas con golpes de estado o evadiendo el máximo capital que pueden; con lo que dejan los países en bancarrota y así es imposible que levanten cabeza.

Uno de los problemas que deben solucionar aquellos pueblos es el carisma de algunos de sus líderes, que dejan mucho que desear, como el caso de Chávez, que pueden armar la marimorena, provocando inestabilidad, perjudicando los negocios de los explotadores de siempre, jugándose las habichuelas del pueblo y lo que es peor: la paz y la libertad.

Muchos de aquellos países son considerados bananeros, pero no olvidemos que hace tan sólo tres décadas España se encontraba en la misma vergonzosa situación. Debemos tener en cuenta que las democracias en el sistema capitalismo son muy malas, pero todo lo demás es mucho peor. ¡Ojo al dato!

Espero que el presidente Correa de Ecuador se ate bien a la silla con la correa, si no quiere que le hagan saltar por los aires. Y que en Brasil, el país de las posibilidades, triunfe una mujer.

CONSTANTE