Por obra y gracia de Felipe González, el día 12 de octubre es la fiesta nacional de España. Desde hace muchos años se celebra con la mayor pompa y parafernalia con un desfile militar fantasmagórico en el Paseo de
Recuerdo que hace unos años nuestro maleducado Presidente, cuando aún estaba en la oposición, no se levantó al paso de la bandera invitada, la estadounidense, para mostrar su malestar contra la guerra de Iraq, declarada por Bush con el apoyo de sus amigotes europeos. Pasaron los años y ahora es él el Presidente del Gobierno y los asistentes al evento, aprovechando cada oportunidad que tienen, le abuchean, le silvan y le piden la dimisión. Pero es tan narcisista que se cree que el tema no va con él. Seguramente recuerda como le aplauden en los foros internacionales donde predica inútilmente mientras se balancea de un lado para otro, creyéndose el rey del mambo.
Hace unas décadas teníamos un líder en el PSC que se llamaba Narciso Serra, pero nuestro ZP es mucho más narcisista que él, quién después de dejar la política le enchufaron en la presidencia de una importante caja de ahorros. Ya veremos si con el tiempo, Zapatero sale tan bien parado. Me temo que no. También será curioso ver la comparación que harán de los tres últimos presidentes españoles: el bueno, el feo y el malo. Luego vendrá el más tonto.
CONSTANTE
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