miércoles, 27 de octubre de 2010

Ojos que no ven...

En los últimos años me cansé de repetir que cuando me jubilase me cambiaría el nombre. Durante más de sesenta años hice honor al que me han impuesto, con el que he tenido que sufrir toda la vida.

Cuando bromeaba con lo del cambio, decía que me llamaría Vicente; pues si Constante proviene de constancia, de Vicente se suele decir: “Vicente va donde va la gente”. Y como yo, visto lo que hay que ver por el mundo y lo que nos hacen tragar en la televisión y otros medios, haré todo lo contrario y ya no seré tan constante, yendo a donde va la gente, pero cuando ella no va, porque no me gusta nada el aborregamiento. De esa manera, aplico la cita popular: “ojos que no ven, corazón que no siente”; aun corriendo el riesgo de convertirme en un ermitaño; con lo que disfruto si estoy bien acompañado y tengo hobbies con los que entretenerme.

No me gusta nada cómo funciona la sociedad y últimamente estoy muy cabreado con ella. Hay una manipulación total para explotar y avasallar a los ciudadanos, que deberían ser libres al menos en las democracias, y en cambio estamos totalmente alienados sumidos en un absurdo consumismo descontrolado en cuanto a cosas innecesarias y superfluas. Por poner un sólo ejemplo, vemos a la mayoría de los niños, que a pesar de estar controlados las veinticuatro horas del día, están enganchados con sus putos teléfonos móviles para hacer el tonto y enriquecer aún más a los especuladores y dirigentes de las compañías de telefonía. Hay quien gasta más en teléfono que toda su familia en alimentos, pero como la estupidez humana se contagia, sufrimos una aberrante empanada mental, viendo cómo los políticos discuten entre ellos para mantenerse en el poder o llegar a él y sólo les importan sus astronómicos sueldos, como el de la Sra. Cospedal o los de los Presidents de les Generalitats.

Esta crisis no tiene nada que ver con las anteriores. Llegó de repente y tardaremos mucho en salir de ella, con lo que muchas más familias comenzarán a pasar hambre. Sólo espero que para entonces hayamos aprendido a reaccionar como nuestros vecinos del NORTE. ¿O son tan altos los Pirineos que nos impiden verlo? Ya espabilaremos ya, sino al tiempo. Menos mal que pronto tendremos de presidentes, al más chulo en Catalonia y al más inútil y demagogo en España. ¡Éramos pocos y parió la abuela! Lo que nos faltaba.


CONSTANTE

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