domingo, 10 de octubre de 2010

El azote holandés del Islam

El inquietante y necesario azote holandés del islam.

Geert Wikders, —«ya basta de coranes en Holanda; hay que prohibir este libro fascista»

Adelante hombres libres del mundo unámonos contra el fascismo islamista:

Holanda ha entrado en un periodo de inestabilidad de la mano de un personaje que ha irrumpido con fuerza en la política de este antaño apacible y despreocupado país. Geert Wilders, el primer dirigente político en afirmar abiertamente que considera al islam como una ideología perniciosa, es la pieza clave para una coalición de Gobierno que ha logrado apenas un escaño de ventaja (76 sobre 150) y ya hay al menos dos diputados democristianos que han dicho que boicotearán las medidas del programa contra la inmigración que ha impuesto Wilders. Antes de que el nuevo gobierno tome siquiera posesión, Susilo Bambang Yudhoyono, el presidente de Indonesia, antigua colonia y el país musulmán más poblado del mundo, ha suspendido una visita oficial a Holanda como señal de rechazo a la presencia de una fuerza antiislmámica en la coalición de Gobierno. A pesar de todo ello, Wilders ha respondido que no piensa ceder «ni un milímetro» en sus pretensiones de limitar los derechos de los inmigrantes no occidentales.

Muchos diarios holandeses prevén que la polémica que ha rodeado las negociaciones con Wilders y los intentos de estigmatizarlo puede haberle incluso reforzado en las encuestas. Y sin embargo, no hace tanto tiempo que un personaje como él habría incendiado ya el escenario comunitario, como sucedió en 2000 con el austriaco Jörg Haider, al que se acusó de tendencias xenófobas y extremistas, lo que le costó a Austria un período de amargo aislamiento. En el caso de Wilders, a pesar de que sus ideas y expresiones contra los emigrantes y contra el islam han sido mucho más explícitas, no ha habido una respuesta ni siquiera parecida, probablemente porque la atmósfera de la sociedad holandesa está mucho más maleada por el contraste entre una ciudadanía tolerante hasta lo absurdo con una tradición rígida e implacable como la musulmana.

Wilders es de los que creen que ambas no pueden convivir y que el modelo liberal-occidental debe imponerse: «Una sociedad abierta no equivale a una sociedad que camina hacia su suicidio» dice refiriéndose a lo que considera que son los efectos de la presencia mayoritaria de inmigrantes musulmanes en ciertas partes de Holanda. «El Corán incita al odio y al asesinato y no tiene cabida en la sociedad holandesa».

En las elecciones municipales pasadas su Partido de la Libertad fue el más votado —con diferencia— en Almere, una ciudad creada de la nada apenas en 1976 bajo los criterios del multiculturalismo tan de moda entonces, precisamente para acoger a inmigrantes de todas partes del mundo.

Sentencia aplazada.

La semana pasada, Wilders fue juzgado por unas declaraciones en las que calificaba al Corán como «libro fascista» y lo comparaba con el «Mein Kampf» de Hilter. Hasta tal punto este debate afecta a la vida pública, que la sentencia debía haberse hecho pública el 2 de noviembre, pero los jueces han tenido que aplazarlo porque coincidía con el aniversario del asesinato de Theo Van Gogh a manos de un fanático musulmán, un hecho que puede considerarse como el punto de inflexión en la polémica sobre la convivencia entre holandeses e inmigrantes de religión musulmana.

Cualquiera que sea, será pronunciada cuando el Gobierno de coalición entre liberales y democristianos esté ya en marcha y dependa de su apoyo parlamentario, lo que seguramente convertirá en aún más espectacular el veredicto.

Wilders, que acaba de cumplir 47 años, es hijo de una familia católica (minoritarios en Holanda). Hace tiempo que dejó de ir a la iglesia y prefiere referirse a los «valores judeo-cristianos» como la base de su pensamiento.

La mezcolanza acomodaticia suele acarrear graves dificultades a la larga, amigo bloguerillo.

Un medio descontento, Borjas.

Montse Tura al PDER.

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