La deriva de España comenzó cuando Aznar fue el primero que ganó con trampa a los socialistas en las elecciones en Castilla-León en los años 80, por eso el fracasado Fraga le nombró a dedo cuando en un congreso de Alianza Popular los compromisarios aclamaban como líder con cara y ojos a Miguel Herrero de Miñón. El guaperas ganó las elecciones generales a la tercera y al llegar a poder propició toda la especulación posible en el sector de la construcción, lo que nos condujo a la situación actual; además de múltiples casos de corrupción, que con un poco de suerte para el próximo siglo ya estarán condenados todos esos ladrones. En cambio, ahora la culpa es del inútil de Zapatero y de Rubalcaba. Si no fuera por el tema de la construcción, la crisis no sería tan grave y no nos encontraríamos ahora en la ruina total.
Cuando Aznar se retiró, si se le puede llamar retiro, nombró al más inútil de los que le rodeaban, por si tenía que volver él por la puerta grande. Y ahora, también a la tercera, nos toca sufrir cada día viendo como su sucesor nos da todas las malas noticias posibles, intentando ponerle el cascabel al gato. Hoy ya no es Europa ni el gobierno alemán quien se va a enterar de lo que guisan en el presupuesto para este año, sino que es el partido que sustenta al gobierno conservador de la Merkel. Tiene que dar explicaciones a todo el mundo menos a los “españolesh”. ¿Cómo puede ser tan títere y monigote? ¿Qué hemos hecho para merecer esto? Tengamos paciencia, por favor, que nada es para siempre.
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