viernes, 13 de abril de 2012

Música celestial

Hace unos días que os reenvié un e-mail sobre las reacciones del pueblo de Islandia ante la crisis de la deuda, lo que le tocó la moral a un diputado del Congreso. Me replicó que ese es un país demasiado pequeño en cuanto a población y que no se puede comparar con España. Al contestarle lo que pensaba, me envió esta música celestial que llevamos escuchándola varios años:
“¡Hola! No estoy demasiado de acuerdo en tus planteamientos. El problema que tenemos actualmente tiene que ver con el modelo económico agotado y por tanto, con un cambio de modelo productivo más moderno, más eficiente, de más valor añadido y con más capacidad de exportar al mundo. Nos estamos enfrentando a un problema financiero, basado en infravaloración de activos financieros y económicos que nos llevaron a la crisis, en nuestro país especialmente grave debido a que un 15% de nuestro PIB estaba en la construcción.
El déficit que padecemos, tiene que ver con una caída de ingresos prácticamente de un 35%, y eso nos está llevando al déficit. Por cierto la deuda pública española es un 16% de todo nuestro endeudamiento como país, el resto es endeudamiento de empresas y familias. Y en otro orden de cosas, lo que queda claro es que el Estado de Bienestar no se sostiene con una presión fiscal de un 31% del PIB, cuando países de nuestro entorno están en el 40% y lo que debemos hacer, además de la austeridad económica, es buscar nuevos ingresos en aquellos sectores económicos que menos han contribuido en la crisis, grandes fortunas y sobretodo revisar también los beneficios fiscales de grandes empresas, instituciones y particulares que suponen nada menos que 38.000 millones de Euros. Tienen que grabarse también las rentas de capital.....en fin, quedan muchas reformas estructurales de todo tipo y de orden como mínimo europeo (eurobonos, políticas del Banco Central Europeo en materia de inversiones, etc.)”
Y ahora le pregunto, si los políticos sois tan iluminados, ¿cómo es posible que nos hayáis conducido a esta situación tan lamentable?

1 comentario:

  1. Rajoy tiene razón. Es verdad que España se enfrenta a una situación económica histórica y extrema. Es verdad que las cuentas del Estado no le gustan a nadie pero la alternativa es infinitamente peor. Es verdad que los recortes podrían ser menores si el PSOE de Zapatero y Rubalcaba hubiesen cumplido sus compromisos. Es verdad que del reto que tenemos por delante sólo saldremos con ilusión, coraje, determinación, tranquilidad y rigor. Es verdad que sólo el Partido Popular se ha atrevido en la historia de España a bajarle el sueldo a los directivos de las entidades financieras con ayudas públicas. Y es verdad que la combinación de fuerza y serenidad es la más inteligente para abordar el futuro. Sin duda.

    Pero Rajoy tendrá que hacer algo antes o después, básicamente porque si no lo hace los españoles no se lo perdonarán; y básicamente porque ese paso que el presidente del gobierno debería dar no se espera en absoluto del irresponsable Rubalcaba.

    Lo que se espera es algo tan simple como el reconocimiento de que la ruina en la que está sumido este país no deriva únicamente de la incompetencia de Zapatero. Nuestro problema es más serio, menos coyuntural. Y nuestro problema deriva de la banda de caudillos autonómicos, provinciales y locales que han incurrido en políticas delirantes de puro saqueo de los fondos públicos. Ha sido así. El delirio y el saqueo. El desvarío y el saqueo.

    En puridad, se ha multiplicado en la España de la autonomías el desgobierno, los hechos disparatados e incoherentes que han sido el resultado de políticas que parecían practicadas por dirigentes que habían sufrido una pérdida de la razón. Pero más allá del desvarío se ha dado, en sentido estricto, el saqueo: la apropiación por parte de un grupo de políticos (sus allegados y sus amiguetes) de aquello que no era de ellos sino de cada uno de los contribuyentes. Así ha sido. Todos conocemos el caso de alcaldes que se han comportado como cafres, o como ladrones. ¡Y ahí siguen! Todos conocemos el caso de alcaldes que han gobernado para ayudar a sus conocidos y que se han guiado por la bastarda filosofía del ´como no puedo ayudar a mis hijos, ayudo a los hijos de mis amigos´. ¡Vaya filosofía! ¡Vaya forma de corromperse!

    Los casos han sido tan generalizados, el modelo se ha revelado tan fallido que no cabe sino su revisión y su sustitución. No estamos hablando del problema del descontrol, que es económico. Estamos hablando del problema de la descentralización, que es político. O Rajoy empieza a resolverlo o la salida de la crisis será más dolorosa, más costosa, más prolongada en el tiempo y, lo que es peor, será una salida en falso.

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