Manifestaciones y huelgas

Hace un mes que se hizo la huelga general y parece que fue ayer. A pesar de la desesperación que provoca la crisis, los días corren que vuelan con los sobresaltos de los recortes y reajustes que nos impone el Gobierno cada semana. Están haciendo todo lo contrario de lo que prometieron en la campaña electoral y no se bajarán de la burra hasta que consigan que la mayoría de los españoles estemos en la miseria más absoluta y sus amigotes más montados aún en el dólar. Rajoy y su gobierno le echan la culpa de todo a la herencia recibida. ¿Donde está la confianza que predicaban antes? Se sabe que la paz interior es lo primero que se pierde y la esperanza lo último, pero si después de las regulares manifestaciones de hoy, el próximo martes las calles y plazas de pueblos y ciudades no se llenan de trabajadores con sus familias al completo, incluidos los jubilados; el Gobierno seguirá riéndose de nosotros y siguiendo las directrices de los especuladores de los mercados, de las patronales, de la Merkel y de los manipuladores del cotarro económico mundial. El día 1-M, olvidémonos de que son los subvencionados sindicatos quienes convocan la manifestación y concienciémonos todos de que no es un problema exclusivo de los trabajadores, sino de toda la sociedad, si no queremos perder todos los derechos conseguidos desde la Transición; que es lo que pretenden los muy hijos de perra. Si ellos pueden pagar las mejores clínicas y los mejores colegios privados, pensarán ¿por qué nos ponemos todos enfermos y por qué tienen que estudiar los hijos de los trabajadores si no lo habían hecho nunca? Se creían que todo iba a ser como en 1996, cuando ya la economía salía del bache, pero ahora que se jodan, por gilipollas, porque ellos son quienes propiciaron la burbuja inmobiliaria que lo complicó todo. Que nos demuestren lo listos que son y que no escondan a Rajoy, que sólo habla en el extranjero lejos de los periodistas españoles. Nunca habíamos tenido un Presidente tan mediocre y estúpido, pero es lo que merecemos. ¿O no?