Fin de la Campaña

Por fin se acaba el suplicio de oír cada día al señor de la confianza diciendo las mismas tonterías de siempre.

Con la crisis salvaje que estamos sufriendo, me pregunto para qué sirven las elecciones, si todo el mundo sabe quién las ganará. Por ejemplo: el número de parados que contabiliza el INEM no coincide con los de la EPA (encuesta de población activa) que es más exacta. Pues bien, si los sondeos son tan aproximados a la realidad nos podíamos ahorrar las elecciones y con ello un montón de millones. Os imagináis otro sistema: tener los programas de los partidos políticos y aplicando la media de todas las encuestas, dar prioridad al programa más aceptable para la mayoría y que lo llevase a cabo un gobierno de expertos como en Italia. Los políticos italianos estarán muy avergonzados por haber sido sustituidos, pero se lo merecen por inútiles. Me gustaría que en España se llegase también a esa situación, porque nuestros políticos son aún más ineptos e incapaces de solucionar los problemas que ellos mismos han creado.

¿Qué hemos hecho los españolesh para merecer lo que se nos viene encima?

Lo de españolesh viene a cuento porque pasado mañana hace precisamente 36 años que murió el otro salvador de la patria, que también era gallego y solía decir a menudo: “Españoles todos, en los años 40 estábamos al borde del precipicio, pero gracias a Dios hemos dado un paso a delante”. Es decir, que hemos caído en el precipicio, pero no os preocupéis, porque otro iluminado gallego nos salvará a todos de la miseria y nos hará pronunciar la h en los plurales. Eso se debe a la exagerada lengua que tiene, que no le cabe en la boca. Estaría más guapo callado el vago de los cojones.