El objetivo de los políticos es gobernar y solucionar los problemas de la sociedad. Pero ocurre que la gran mayoría de ellos son inútiles que no se ganaban bien la vida en sus profesiones normales y se pasaron a la política haciéndole la pelota al líder local, provincial o regional del partido, para trepar y trepar hasta el máximo posible.
Cuando están apalancados en el poder, se olvidan de los ideales y sólo les interesa la poltrona y su sueldo: doble, triple o cuádruple del de los trabajadores normales o de los funcionarios, que son los que ahora pagan los platos rotos y les tienen que quitar las castañas del fuego, porque se lo han de dar todo hecho.
Cuando la economía va bien, no tienen problemas, pero cuando va mal la hemos cagado y nos encontramos con todas las instituciones endeudadas hasta un punto insoportable, por haber construido enormes fantasmagorías, especialmente en la comunidad valenciana, AVEs donde no hay viajeros o aeropuertos sin aviones. Lo curioso del caso es que no se le exijan responsabilidades y no se les mete en la cárcel. Si eliminásemos la mitad de los políticos y se le rebajase el sueldo a la mitad al resto, seguro que tendríamos el dinero necesario para mantener todas las políticas sociales conseguidas en democracia. Pero los políticos son monigotes en manos de los económicamente poderosos y tienen que hacer lo que les dictan los malditos mercados. No hace muchos años, algún dirigente de
Ahora, con el nuevo Presidente del Gobierno electo, todos esperan que hable, pero el tío permanece callado como siempre. Hoy un tal Rosell, que no es el presi del Barça, le dijo bien claro que tiene que seguir haciendo ajustes y recortes salariales. Eso significa que no le servirá de nada el poder que le dieron las urnas, si tiene que hacer lo que le dictan los poderes económicos. ¡Manda carallo, paisano! Non sabes o que che espera, nin o que nos espera os españolesh que non temos donde caer mortos.
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