domingo, 8 de enero de 2012

Arenasco

Siempre me interesó la política, porque de ella depende casi todo, pero nunca me han gustado políticos como Fraga, Aznar, Mayor Oreja, Acebes, Zaplana, Camps, Cascos, Cospedal, E. Aguirre, G. Pons, S. Sáenz ni todos los corruptos del país, sean del partido que sean. Tampoco me agradan muchos tontainas del PSOE, que lo han echado todo a perder; pero el que menos me gusta de todos los políticos actuales es sin lugar a dudas Javier Arenas. Cada vez que le veo hablar me da asco, me produce nauseas y siento vergüenza de que haya tanta gente en España que vote a individuos como él. Seguramente es hijo de un señorito andaluz, de Huelva, que no ha pegado golpe en su vida. De allí también es un buen amigo mío que dice que yo soy un gallego andaluz, porque me gustan todos los palos del flamenco. Lo que él no sabe es que a mi encanta toda la música, desde la más clásica y antigua hasta la última que van sacando, incluida la sardana, aunque lógicamente tengo mis preferencias.
Volviendo al individuo al que le toca hoy el repaso, como todos los mencionados al principio, es un engreído, prepotente, vanidoso, hipócrita, mentiroso, petulante, demagogo, provocador y el más impresentable de todos; porque sabe que diga lo que diga y haga lo que haga ganará las elecciones en Andalucía. Aún recuerdo cuando los suyos decían que los jornaleros no podían estar todo el año cobrando el PER por sesenta peonadas firmadas por el alcalde correspondiente, pero cuando llegaron ellos al poder en los 90, se las rebajaron a cuarenta para ir conquistando poco a poco los votos que consideraban cautivos del PSOE. Pobre Andalucía en manos de esa gentuza, con la vuelta de los señoritos al poder, aunque tampoco podemos afirmar que el PSOE lo haya hecho bien y merezca perder allí también para que espabilen de una puñetera vez.

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