sábado, 14 de enero de 2012

El suplicio chino

Aunque uno se haga cada día el propósito de pasar de todo, es imposible, porque a la hora de las noticias siente uno curiosidad por saber qué sorpresas nos deparan los iluminados que nos gobiernan a distintos niveles, desde ayuntamientos hasta los organismos internacionales.
Desde el principio de la crisis hemos comenzado a oír hablar de agencias de calificación como Estandar & Poor’s, Fitch o Moody's, que quieren gobernar el mundo aunque nadie le haya dado vela en el entierro. Si los griegos e italianos ya han pasado por el tubo y les impusieron unos gobiernos de tecnócratas, pasándose por la entrepierna los deseos de los electores y ahora van a por casi toda Europa, por qué no acabamos de una vez con esta insoportable situación y ponemos nuestros destinos en sus manos, retrocediendo hasta la esclavitud del siglo XIX o a tiempos del feudalismo. No entiendo por qué hay organizaciones terroristas que asesinan a inocentes y desgraciados en todas partes y que no se atrevan con esas mafias de bastardos usureros y especuladores, que quieren apoderarse de todas las riquezas del mundo. Esto es alucinante y mientras los que ellos consideran chusma no espabilemos, iremos de mal en peor.
Bajando a nivel estatal o regional, hoy aclamaban los populares al Presidente en un acto en Málaga y, viendo las caras de los que le aplaudían a rabiar, me parecían buitres carroñeros esperando a la presa, que no es otra que el pueblo andaluz. Que se preparen los jornaleros y trabajadores en general con la vuelta de los señoritos al poder. Ellos serán los primeros españoles en arrepentirse de propiciar el cambio en las dos últimas elecciones y en las que se celebrarán dentro de dos meses. Sigamos siendo imbéciles, para que ellos puedan seguir riéndose y aprovechándose de nosotros. Muchos podrán decir que los que les gobernaron hasta ahora son peores y merecen perder, pero hay otras opciones en las que apenas se ha visto corrupción, ¿o no?
Para terminar, pregunto a la Justicia, por qué no le dan un premio al asesino de Marta del Castillo, por chico ejemplar, por el sufrimiento y el dispendio que causó, cuando hay presos que llevan más de treinta años en la cárcel por robar para comer, lo que demuestra que la justicia no funciona como debiera.
Lo que ocurre en este país es peor que el suplicio chino, pero seamos felices, porque España está a punto de volver a ser Una, Grande y Libre. ¡Qué maravilla! Cuanto me voy e reír, por no llorar.

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