viernes, 6 de enero de 2012

Pascua militar

Hace algo más de cuarenta años cuando hice voluntariamente el S. M. obligatorio me parecía que estaba en el ejército de Pancho Villa, con más generales viejos y gordos que en el resto de la Europa democrática. En mi primer libro critiqué a los mandos que poseían infinidad de condecoraciones y medallas de sufrimientos por la patria, sin haber participado en ninguna guerra.
Pero el tiempo fue pasando, con la libertad llegó el libertinaje y veinte años después algunos jóvenes se negaban a cumplir con su deber, por lo que eran encarcelados; con lo que los sucesivos gobiernos se plantearon sustituir el servicio obligatorio por un ejército profesional, más eficaz y seguramente más caro; donde los jóvenes consideran que es un trabajo, porque no hacen más que prestar servicios de guardia, cocina, limpieza, cuidado de material y aprender a desfilar por si tienen que participar en algún evento; sabiendo que es imposible participar en una guerra, si no es puntualmente en las misiones internacionales bajo mandato de la ONU o la OTAN; por lo que al fin el ejército es una institución muy valorada. ¡Ya era hora!
Hoy me quedé con las caras de los mandos actuales y llegué a la conclusión de que no tienen nada que ver con los de antaño, pues son más jóvenes, no tan panzudos y ya no hay tantos para mantener. Pero también imaginé lo que pensaba el nuevo Ministro de Defensa mientras leía su discurso: “no veas cómo se van a poner mis amigos haciendo negocios en torno a la defensa nacional”. Seguro que no me equivoco en absoluto, pues es lo que se cuece en esa industria armamentística que pagamos todos los contribuyentes.
Soy de los que opinan que el ejército no sería necesario, si tuviésemos una juventud como mandan los cánones, pero como tienen muy poco espíritu y si muchos vicios y caprichos, pasándose los deberes por la entrepierna, seguro que se cagarían en los pantalones en el caso de una invasión procedente del sur, porque del norte es imposible. De todas formas, la segunda invasión, no sólo musulmana, ya la estamos sufriendo hace muchos años. Menos mal que ya voy para viejo y no llegaré a ver a los ciudadanos carpetovetónicos vestidos con chilabas o las cabelleras femeninas cubiertas.

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