Cuando me muera terminará la crisis y para entonces publicaré un libro titulado Retorno a la esclavitud, porque esclavitud es lo que estamos sufriendo por culpa de los bastardos que nos gobiernan en todas las instituciones.
Con la llegada al poder de los salvadores de la patria en 1996, el país flotaba en la cresta de la ola. Así hasta yo podría gobernar y pronto nos dijeron que España iba bien. La gran banca internacional y nacional prestaba dinero a espuertas a entidades más pequeñas, a las administraciones y a los consumidores en general, pero las inmobiliarias se querían comer al mundo y el mundo les comió a ellos, cayendo todos en la trampa, yéndose el 50% de la deuda en pagar intereses. Las parejas se hipotecaron para toda la vida para adquirir una minúscula vivienda que no dura en pié ni la centésima parte de las obras romanas, quedando el valor en nada como ocurre con los coches. Por otro lado, si querían vivir de alquiler en ratoneras, ya no llegaban a fin de mes, por lo que ahora estamos en el fondo del precipicio, con más de 5 millones de parados, de ellos el 50% juventud de la más preparada y desgraciadamente no se ve la luz al final del túnel.
Hemos llegado a una situación intolerable e insostenible y ahora quieren salir del atolladero con las mismas recetas y el mismo sistema capitalista fracasado, que nos condujo a la bancarrota y al desastre económico más grande de nuestra historia. Me gustaría que fuésemos revolucionarios como los franceses, aunque en vez de asaltar la Bastilla, deberíamos eliminar de la faz de la tierra a todos los políticos inútiles, banqueros usureros, corruptos, especuladores insaciables y a todos los que sólo piensan en el maldito dinero. Deberíamos revolucionarnos de verdad, no como la tontería del 15-Mierda, que no sirvió más que para que los políticos y todos los poderes fácticos se rieran de nosotros descaradamente.
Si intentan que fluya el crédito otra vez, es para seguir endeudando eternamente a las familias, convirtiéndolas en esclavas al servicio de mafias como la clase política, bancos, Hacienda, ayuntamientos, compañías monopolizadoras de servicios, DGT, colegios oficiales de todo tipo, notarías, iglesias, nobles y acaudalados, industria farmacéutica, la publicidad engañosa y un largo etcétera.
Como nos va la marcha, sigamos así a ver si revienta todo de una puñetera vez.
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