miércoles, 18 de enero de 2012

Democracias

Gracias a la enfermedad nacional, llamada envidia, estos días podemos observar lo que está ocurriendo en la audiencia nacional, pero eso es bueno para poder compararnos con otros países.
Rajoy llegó a decir hoy en Marruecos que ese país es un ejemplo de monarquía y democracia. ¡Lo que hay que oír! De todas formas, no nos podemos quejar, porque el pasado año fue bastante positivo para algunos países del norte de África y Oriente Próximo. Pero en esos países tienen el problema de los fanatismos religiosos y es difícil imponer democracias como las de Occidente. El personaje que más merecía caer era Gadafi, al que le dediqué un irónico poema en su día.

Dictador nacido en Sirte,
perdiste al pueblo entero,
desde Trípoli a Misrata
y por no querer irte,
el pueblo justiciero,
te mató como a una rata.

Si la población musulmana, harta de sufrir injusticias, luchó para lograr cambios y poder vivir en libertad como nosotros, nosotros deberíamos luchar mucho más para eliminar los privilegios de los que quieren apoderarse de todas las riquezas del mundo, pero estamos acostumbrados a que nos quiten las castañas del fuego y se está muy ricamente disfrutando de los placeres que nos depara la vida, sin pensar en mejorar las cosas.

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