Las mareas y la crisis

Hace unos años, cuando la Marea Azul recorría España con los triunfos de Fernando Alonso en Renault en Fórmula1, este país parecía otro, como en los tiempos en los que nunca se ponía el sol. Pero llegó la más que previsible crisis y las distintas mareas fanáticas se van desinflando.

Ahora la Marea Azul se transformó en Marea Roja, gracias al aporte publicitario del poderoso caballero del norte, que invierte en Fernando y en Ferrari y gracias a que él a su vez tiene hipotecadas de por vida a decenas de miles de parejas jóvenes, para que puedan vivir como verdaderos esclavos en pisos de cincuenta metros cuadrados, con los salarios relativamente más bajos de los últimos veinte años y los contratos más precarios de la historia.

Mirad si se nota la crisis económica, que hoy a pesar de tener en el circuito de Montmeló a nuestro querido chulillo asturiano, teníamos también a dos catalanes, el jovencito principiante Jaume Alguersuari y Pedro de la Malasuerte. ¡Pobre hombre! Con lo bien que me cae. Me pregunto por qué arrastra tantos fanáticos el Barça, siendo el fútbol tan aburrido.

Yo estoy tan desconectado de los medios de comunicación estos días, debido a los problemas de una amiga, que no me he enterado hasta ayer que se celebraba la carrera de F1 en Montmeló y hoy me llamó la atención que no hubiese más espectadores que en tiempos de la Marea Azul. ¿Por qué será? ¿Es que las mareas marean y como las víctimas de los fanatismos comienzan a verle los dientes al lobo se están volviendo más sensatas y ahorradoras? ¡Ya era hora!

CONSTANTE