domingo, 17 de mayo de 2009

España es diferente

“España es diferente”. Este era un eslogan durante una época de la Dictadura. ¿Por qué?
Cuando en España nunca se ponía el Sol, un señor conocido como San Buenaquías, escribió unas profecías en las que daba mucha importancia a nuestro imperio. Pero los siglos fueron sucediéndose y desgraciadamente ya no somos lo que éramos.
El considerado profeta predijo que a finales del siglo XX habría una guerra en Europa y que el ejército sería mandado por el rey español. También aseguró que el último Papa sería Pedro Romano. Aquel señor no iba mal encaminado, porque en la guerra de Kosovo el que estaba al frente de la OTAN era el español Javier Solana, que pidió socorro a Clinton para quitarnos las castañas del fuego. ¿Lo recordáis, verdad? En cuanto a Pedro Romano, se equivocó de personaje. Sí que existió Peter Roman, pero en Yugoslavia, cuando derribaron al dictador Ceaucescu, al que le sucedió una temporada, no en Roma. Por lo demás, ni un solo martillazo en el clavo.
Después de la Decadencia, España estuvo muy aislada del mundo durante siglo y medio y fue precisamente al final de la dictadura franquista cuando comenzamos a sentirnos europeos, por la tontería de haber ganado el Festival de Eurovisión en dos ocasiones consecutivas y quedar cuatro veces en segundo lugar en los años siguientes. Desde entonces, cada año hacemos el ridículo y se nota que no pintamos nada en Europa en cuanto a música. En esto deberíamos aprender de los italianos, que tienen su propio festival de Sanremo, donde potencian a sus artistas y no necesitan promocionarse entre tanta mediocridad continental.
Los pronósticos de ayer con Soraya decían que quedaría entre los diez primeros, pero se olvidaron de especificar que sería entre los diez de la cola. Lo siento Soraya. Tú sí que vales, pero en el país de la picaresca por excelencia, donde nos tratan de piratas como a los que secuestran barcos en aguas somalíes, musicalmente no hay nada que hacer con la venta de discos. Si las televisiones no promocionan a los artistas de verdad y nos meten hasta en la sopa a pardillos y pardillas como tus compañeros de Operación Triunfo, vamos de mal en peor, en la música y en todo lo demás. Lo demostraremos el día 7-J con nuestro pasotismo incomprensible. ¿Cómo se puede pasar de la euforia europeísta al euroescepticismo en tan poco tiempo? No tenemos solución.

CONSTANTE

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