martes, 19 de mayo de 2009

Juicio Jack-42

Hoy me han puesto histérico las noticias. Terminó el juicio del caso Jack-42 y al fin hubo un cabeza de turco, el general Navarro, para salvar la cabeza del que había sido el máximo responsable del Ministerio de Defensa. Ahora que todo acabó para él, ¿por qué no dice quién le dio las órdenes? Para que se enteren todos los que no ven más allá de sus narices.
Después de ver que no han imputado al ministro que propició la tragedia, se sabía cómo acabaría todo. Ahora comenzarán los recursos y los contrarrecursos para eternizar el proceso y la vergüenza y que todo el mundo se vaya olvidando.
Mientras tanto, el que más dimisiones pide desde la presidencia de la Comisión de Justicia del Parlamento, sigue con su desfachatez, cobrando del erario público el triple que el Presidente de Gobierno y diez veces más que cualquier trabajador medio; sólo por haber sido presidente del Congreso. ¡Manda huevos!
Su organización, el Opus Dei, no admite en su seno a pobres que no sean verdaderos cracks y predican una vida virtuosa, pero le importan un bledo los desgraciados y sólo piensan en el dinero. Lo escandaloso es que ese nefasto personaje se escude en la inmunidad parlamentaria para seguir como diputado y no asuma su responsabilidad; lo que me avergüenza, me escandaliza y me indigna. ¿Cómo podemos tolerar en política a individuos como ese ex ministro, que no dimitirá nunca aunque le maten? Lo que le salva es que los que votan a su partido son tan hipócritas e impresentables como ellos y les votarán siempre, como si fuesen sadomasoquistas, pero el resto de los ciudadanos merecemos otro tipo de políticos, que no se crean nuestros salvadores.
¡Ya está bien señor Trillo! Dimita y no nos haga pasar más vergüenza ajena. ¡No le necesitamos! A las personas decentes nos da mucho asco. ¡Lo que hay que aguantar, además de la crisis que sólo beneficia a los suyos!

CONSTANTE

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