Mañana se celebra el Debate del Estado de la Nación. Es decir: más de lo mismo desde que se le ocurrió la idea a Felipe González. Está bien que se celebre cada año para poder escuchar a los grupos minoritarios, pero el enfrentamiento entre los dos grandes partidos es lo mismo de siempre y no dan soluciones.
Analizan a grandes rasgos la economía, la econotuya y de todo un poco, pero cansan a los sufridos espectadores, con los datos que todo el mundo sabe y al final un 50% de los españoles dicen que ganó el Presidente de turno y otros que el jefe de la oposición. En el fondo da igual, porque no son los que gobiernan realmente. No se enteran de nada y tienen que estar siempre pendientes de lo que les dicen sus consejeros o asesores. Ellos sólo tienen la visión de la España oficial de las instituciones, de los políticos, los militares de alta graduación, los nobles, los grandes empresarios, los banqueros, los especuladores, los ricos en general y los grandes ladrones. Esto no tiene nada que ver con la España real de los trabajadores con puestos de trabajo precarios, con la de los mineros y los trabajadores del campo, con la de los indigentes que se ven en todas las ciudades y con los parados sin subsidio que van camino de serlo.
Para muestra basta un botón: el último día que llovió a cántaros, encontré a un chico conocido guareciéndose en un portal y noté que estaba llorando. Tiene diecisiete años y le hice contar lo que le ocurría. Lleva dos meses haciendo prácticas sin cobrar en una empresa instalada a casi quince kilómetros y va cada día andando, porque su madre no tiene dinero ni para el autobús. Aquel día no se atrevió a ir andando y me dijo si podía pagarle un bocadillo, porque pasaba mucha hambre. No hacía falta que me lo dijera, porque se notaba. Además de pagarle el bocadillo le acerqué al trabajo y llamé desvergonzado y explotador a su jefe, que encima le reprochó que llegara tarde.
Mañana en el debate deberían preocuparse de la gente que lo está pasando realmente mal y no de quien no sabe qué hacer con el dinero. No tienen vergüenza, ni los unos ni los otros y por lo que a mí respecta les van a ver sus padres. Con la que está cayendo y con los políticos inútiles que tenemos, lo vamos a tener muy crudo.
CONSTANTE
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