Marchando un ordenador

Estos son días de infarto y uno no tiene tiempo para nada. Sólo pude leer la prensa para ver los resultados del debate de la nación y me sorprendieron varias cosas, entre ellas el anuncio de que en 2010 todos los niños a partir de quinto de primaria dispondrán de un ordenador portátil con conexión a Internet en su casa.
No sé si el Presidente se lo ha pensado bien, pero tendrá graves problemas su aplicación. En primer lugar, porque el coste será enorme, las aulas de los institutos no están preparadas para albergar tantos ordenadores, los estropearán cada día y los costes de mantenimiento serán inmensos. ¿Están la totalidad de los profesores preparados para este nuevo sistema de enseñanza?
Me perece bien la idea, porque en los colegios privados y en la mayoría de los concertados el sistema ya funciona con ordenadores personales desde hace muchos años; por lo que los alumnos de los públicos también se lo merecen, pero será un rotundo fracaso, porque si desde que se implantó el sistema educativo actual el nivel educativo se ha ido degradando cada año, no mejorarça por mucho ordenador que tengan los alumnos, porque la mayoría lo utilizarán para sus juegos y para actividades indebidas. Seguramente habrá muchísimos niños que nunca han estado escolarizados, que se matricularán y en cuando tengan los ordenadores no volverán al colegio e incluso los venderán.
Lo que hay que hacer primero, señor Presidente, es educar a los jóvenes sobrados de chulería, con la que tratan de ocultar sus pocas luces para el estudio y que respeten a los compañeros que sí están preparados y quieren estudiar, que respeten a los profesores, a los padres, el material escolar y las instalaciones, sino no se conseguirá nada y seguiremos siendo el hazmerreír de la OCDE, en cuanto a educación, formación y cultura.
Existen infinidad de fórmulas para acabar con la chulería impertinente de los maleducados y sinvergüenzas que echan a perder el resultado de la educación, pero si los responsables del ministerio, las consejerías autonómicas, inspección, equipos directivos, profesores y padres, no saben cómo poner fin a este caos, que se dediquen a otra cosa. Es una vergüenza

CONSTANTE