Las barbas del vecino

Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar.
Después de la resaca de la Champions, uno se queda con otras noticias que hoy han pasado casi desapercibidas, como el intento de Francia de prohibir a los escolares el uso de los teléfonos móviles en clase.
Creo que deberíamos tomar nota y seguir esas directrices. Eso ya se está poniendo en práctica en muchísimos colegios españoles y los niños no se mueren, como tampoco se moría nadie hace veinte años, cuando no los había.
Si los padres tienen el número de teléfono del colegio o instituto donde estudia su hijo y si los centros tienen el de los padres, tutores o familiares, no entiendo por qué muchos niños tienen el teléfono funcionando en clase. Da la sensación de que los profesores ya no son lo que eran y ya no se pueden hacer respetar, ante las impertinencias y la mala educación de los alumnos que parecen tener sólo derechos. Es denigrante para profesores que están en la enseñanza por obligación y no por vocación, que tengan que enseñar a quien no quiere aprender, no porque no quieran realmente, sino porque no son aptos para ello y quieren ocultar su ineptitud.
Eso sí, ejercen de verdaderos pijos, intentando imitar a los individuos que no saben qué hacer con el dinero y pagan lo que haga falta por las nuevas innovaciones tecnológicas, aunque a la hora de utilizarlas la mayoría no tenga saldo. ¿A quién quieren engañar, si todos sabemos que somos unos pringados?
Gracias a este detalle y a infinidad de chulerías que se les permiten a los alumnos de nuestro país en todos las etapas de la educación, en veinte años hemos pasado de unos niveles educativos aceptables a los más bajos y vergonzosos de la OCDE. Esto es casi peor que la crisis económica, porque sin cultura y formación no vamos a ninguna parte.
Con tantos intereses creados en todos los estamentos de la educación y tal como van las cosas en España, el objetivo Bolonia es inalcanzable ni a medio plazo, porque hay muchas universidades europeas que no querrán homologar los títulos de algunas universidades españolas. Un caos.
Es vergonzoso lo que está pasando.

CONSTANTE