lunes, 20 de septiembre de 2010

Propósito de enmienda

Hasta hace más o menos medio siglo, cuando la Dictadura iba de la mano de la Iglesia, los miembros de la misma, los más vagos, cultos y educados, holgados, lascivos, sátiros, lujuriosos, libidinosos y pederastas; que abusaban y se aprovechaban de niños y niñas de tierna infancia y se beneficiaban a las feligresas de mejor ver, eran los que nos perdonaban los pecados a los tontos que nos confesábamos, siempre con el propósito de enmienda por delante.

Pero ahora los predicadores que nos salvan son otros. Son los que van dando lecciones de cómo arreglar el mundo, cuando no saben gobernar su casa. En los últimos tiempos, los sondeos del CIS y otros nos aseguran que la clase política que tenemos en este país es nuestro tercer problema, lo que para mí es el primero, porque si no eliminamos a todos esos inútiles, esto no hay quien lo arregle y cada día viviremos peor.

A nuestro Zapaterillo le tocó balancearse hoy en la ONI, con I de inútil, donde nos explicó lo que deben hacer las grandes potencias mundiales para alcanzar los objetivos del milenio. Yo ya estoy sentado para no cansarme esperando; porque con esto ocurrirá lo mismo que con las conclusiones y acuerdos de todas las reuniones internacionales sobre medio ambiente, el hambre y mil y una cosas más. Predicar no cuesta nada si no tienen propósito de enmienda y no la tienen. Lo que no entiendo es cómo la población no pierde la paciencia ante tanta hipocresía y demagogia y no practica la desobediencia civil.

Con las propuestas que hizo hoy nuestro personajillo, pasará lo mismo que con la Alianza de Civilizaciones que propuso hace unos años, la que los musulmanes se pasan olímpicamente por los cojones.

Si aún hay ingenuos que creen a los políticos, que sean felices, que es lo mismo que ser idiotas.

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