Última estocada

Hoy nuestro país recibe la última estocada para que no levante cabeza en varios años y se empobrezca aún más.

Los subvencionados sindicatos le echan un pulso al Gobierno, que se mantiene firme aunque ya esté en la cuerda floja y le queden relativamente pocos telediarios.

Los dos millones de vagos que no han querido trabajar nunca, por eso han tenido que venir a suplirles tantos inmigrantes, seguirán haciendo huelga cada día y esto no les afecta. Los otros dos millones de parados desesperados, que permanezcan sentados para no cansarse, con la esperanza de que la economía mejore. A los más de cien mil vagos, maleantes y delincuentes que viven del cuento protegidos por el Estado, se la repampinfla la huelga y todo lo demás. A la mayoría de los trabajadores y funcionarios les gustaría ir a trabajar, porque no se pueden permitir el lujo de perder el salario de un día, pero se lo impedirán los piquetes coactivos “democráticos”, formados por perros y mentecatos con su obsoleta ideología comunista, pagados por las subvenciones que reciben los sindicatos de los que forman parte. El resto, si ya lo tiene bien, parará suponiendo que podrá tenerlo aún mejor, aunque en realidad ningún trabajador tiene asegurado para toda la vida su puesto de trabajo en España, debido a la baja productividad y a las posibilidades de deslocalización que tienen los empresarios, quienes pierden de ganar durante este día, pero no tanto como los trabajadores que están perdiendo poder adquisitivo desde hace veinte años. El resto de la población permanecerá impasible e impotente viéndolas venir, como si no pudiésemos hacer nada.

El día servirá para que todos, sindicatos y Gobierno, se sientan vencedores, como en un día de elecciones, pero quien sale perdiendo realmente son los trabajadores y los pobres en general, que ya no tienen dónde caerse muertos. Vistos los resultados, la huelga ha sido un fracaso, por mucho que los convocantes la consideren un éxito, pues si no fuese por los piquetes no pararía casi nadie, excepto los afiliados, que están obligados por sus organizaciones respectivas.

¡POBRE PAÍS Y POBRE MUNDO!

CONSTANTE