Lumbreras de la NASA

Gracias a la alimentación y a las mejoras sanitarias, la población mundial se multiplicó por siete en 180 años. En el siglo XX han avanzado tanto la ciencia y la tecnología que los científicos de la potencia más grande del mundo decidieron conquistar el espacio, por si la Tierra se nos queda pequeña.

Después del espectacular Programa Apolo para conquistar la Luna, en competencia con los rusos, pronto decidieron estudiar la posibilidad de construir bases extraterrestres en la Luna o en Marte, por si tenían que salir volando y dejar aquí a los desgraciados en caso de un conflicto atómico o algo parecido no provocado por el hombre.

Averiguan si hay agua en esos dos cuerpos del sistema solar para obtener energía y poder crear allí las condiciones de vida necesarias. Pero son programas tan costosos, que se lo tienen que pensar, porque hasta el más tonto de los humanos sabe que con ese dinero se podrían solucionar todos los problemas del mundo, como el hambre, las enfermedades y otros muchos. Pero eso es un negocio más, como las guerras, y mientras haya tontos que trabajen y paguen y mueran inútilmente en las mismas, ellos a vivir felices en su mundo de ensueño.

Estos días ya comenzaron a calentar motores hablando de un planeta que existe a no sé cuantos millones de años luz, fuera del Sistema Solar, al calor de una estrella cercana. ¡Qué barbaridad! Están en competición a ver quién dice la tontería más gorda. En el mundo han quedado sin realizar a lo largo de la historia, infinidad de proyectos fantasmagóricos y grandes mamotretos públicos por falta de medios económicos y soñar con esa posibilidad es de ilusos o idiotas, sabiendo que a la Humanidad, tal como se conoce hoy, le pueden quedar muy pocos miles de años, porque nos autoeliminaremos debido a la avaricia, la ambición y la codicia de unos cuantos hijos de puta que se reproducen como las ratas.

Menos mal que somos los seres más inteligentes del planeta. Si por los animales irracionales fuese, el equilibrio de la naturaleza sería perfecto hasta la eternidad. Lamentable, pero verídico.

CONSTANTE