Un país de cerdos

A juzgar por las estadísticas, el panorama del futuro en España es aterrador. Generalmente somos los mejores en muy pocas cosas positivas y los peores para la mayoría de las negativas.

Estos días asistimos a una guerra encarnizada entre el alcalde más chulín, que tiene la capital del ex imperio español como la más endeudada del mundo, y la mafia comunistoide que se encarga de la limpieza de la ciudad. La empresa lleva casi un año sin cobrar, con lo que los trabajadores tampoco cobran y ahí está el endémico conflicto.

Lo que no me explico es por qué en una ciudad con algo más de 3 millones de habitantes hacen falta 7.000 barrenderos. Esto significa que los madrileños son muy cerdos y lo tiran todo al suelo. Pero no sólo son cerdos los madrileños, porque esto es algo generalizado en todas las ciudades y pueblos del suelo patrio. Sin lugar a dudas, es cuestión de educación y pasarán siglos hasta que nos comportemos como los ciudadanos de los países del centro y norte de Europa, donde seguramente en alguno de ellos haya menos empleados de la limpieza que en nuestra cosmopolita capital.

España tiene que dar siempre la nota, como en la cantidad de establecimientos de restauración, uno por cada ciento treinta habitantes, de los que sus clientes son esencialmente hombres. ¡Qué barbaridad! Hay más bares en alguna ciudad o pueblo español que en muchos países del viejo continente.

Si sólo fabricamos mierda, pronto tendremos que comer mierda y como somos lo que comemos, seremos mierda o basura antes de volver a ser polvo.

CONSTANTE