miércoles, 24 de junio de 2009

Problemas de ZP

No sé si es bueno o malo no tener tiempo para hacer todo lo que me gustaría. Estoy tan ocupado que a veces pasan días sin que me entere de lo que ocurre en el mundo; pero es suficiente ver el sumario de un telediario de vez en cuando para darme cuenta de cómo va todo, especialmente nuestro país.
Hoy al mediodía he visto las dificultades que tiene Zapatero en el Congreso de los Diputados y preveo que va a tener problemas para aprobar los presupuestos del año 2010. Los partidos minoritarios de izquierda y nacionalistas ya no se pueden fiar de él, por haberles engañado en más de una ocasión, y así no podemos ir a ninguna parte. Si él no tuviera la obsesión de presidir la Unión Europea el primer semestre del año próximo, convocaría elecciones generales para octubre o noviembre, pero no lo hará y aún se le complicarán más las cosas, por lo que no tendrá más remedio que hacerlo después de hacer el ridículo en la U E, con brindis al sol o hablando con las paredes.
De todas formas, es un hombre con suerte al tener enfrente un partido corrupto hasta la médula y con un aspirante tan mediocre como lo fue Aznar en su día. Aún no está claro que vayan a ganar, aunque yo creo que sí, porque está suficientemente demostrado que sus votantes premian sus corruptelas y además, ya toca la alternancia.
De la misma manera que Felipe González pasó a la historia por atreverse a reconvertir todo lo reconvertible en los años 80, para poner el país a funcionar, pienso que si Zapatero sale vivo de esta crisis y quiere pasar a la historia como otro buen presidente, debería proceder a reformar toda la administración del Estado, desde ayuntamientos y comunidades autónomas hasta el Gobierno Central, que duplican o triplican funciones; para eliminar a la mitad de los políticos ineptos y la enorme cantidad de servidores superenchufados de los que dependen para todo; porque este sistema español es insostenible incluso en tiempos de bonanza económica.
Pero Zapatero tiene dos problemas: no sabe cómo hacerlo ni se atreve. Si no lo hace, estamos a punto de entrar en otro período de esclavitud, con la totalidad de los trabajadores a merced de empresarios, bancos, cajas y servidores públicos, con Hacienda a la cabeza; como verdaderos mafiosos recaudadores de impuestos, que quieren ser los más ricos del cementerio y les importa un bledo la felicidad de los que ellos consideran chusma. ¡Malditos sean todos!

CONSTANTE

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