martes, 2 de junio de 2009

Viajar por viajar

228 muertos en un accidente aéreo. Una desgracia para ellos y para los familiares que sufren la tragedia.
Mueren muchos más cada año en accidentes laborales, por falta de previsión, porque lo que cuenta es la productividad y un trabajador es lo más fácil de reponer.
Mueren muchísimos más cada año en accidentes de tránsito, especialmente jóvenes, pudiendo compararlos con el colectivo de las prostitutas, que sólo tienen prisa.
Mueren muchos más enfermos por el tabaco, porque son tontos de remate.
Mueren cientos de miles de hambre, cuando se tiran miles de toneladas de productos alimenticios para mantener los precios que les interesan a los intermediarios.
Murieron millones y seguirán muriendo en las malditas guerras, porque son un negocio para los hijos de la gran puta.
Pero no pasa nada, porque hay demasiada población en el mundo y de algo hay de morir. Es lo que tiene la insensatez, por no decir la estupidez humana.
Hoy en día, con los adelantos que hay para gestionar todo tipo de asuntos de forma global al instante y con las vídeo conferencias ¿es necesario viajar tanto? Claro que no; pero hay gente, por no decir gentuza, que no sabe qué hacer con el dinero y viaja para ponerse morados en los restaurantes más caros, lo que no quiere decir que sean los mejores, para regodearse con los cerdos de su calaña y disfrutar de orgías impresionantes con sofisticadas y exóticas jovencitas de todas las nacionalidades, incluso con niñas y niños de Bang Kock y otros paraísos sexuales.
Luego nos cuentan sus aventuras y disfrutan, sabiendo que la mayoría de los mortales les envidian y les gustaría ser como ellos. Siempre digo que no hay nada peor que ser pobre, tonto y vago, pero en esta ocasión digo que no hay nada peor que ser envidioso y pijo. Pijo = ser comemierda e intentar aparentar lo que no se es. ¿A quién queremos engañar? Si todos nos conocemos.

CONSTANTE

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