Ayer me visitó un profesor jubilado y me recomendó que leyese la trilogía Milenium. Le dije que no puedo perder el tiempo, al trabajar mañana y tarde.
Me explicó de qué va y fue cuando decidí no leerla nunca, como los de Harry Potter, que son reiterativos y aburridos. Al parecer, la trama de Milenium gira en torno a unos personajes que se pasan todo el día dialogando mientras toman café. Muy buenos deben de ser los diálogos para soportar tan absurda acción. Por otra parte, la chica protagonista, con físico poco atractivo está obsesionada por sentirse amada.
Cuando yo narro de forma explícita las relaciones sexuales de mis personajes, como algo de lo más natural que nos condiciona cada día de la vida, me tachan de cachondo mental, de viejo verde u obseso sexual, como si los mojigatos reprimidos que aún están condicionados por el clero o el franquismo no fornicaran o como si eso no fuese lo más importante de las relaciones humanas. Me pregunto qué dirían de mí, si mis personajes femeninos fuesen pidiendo des caradamente que las follasen.
Siento que el autor de esa trilogía haya fallecido. Tal vez si viviera, le pasaría lo que a mí, que no me conoce ni mi padre y tengo que publicar mis libros; pero mejor así, porque si supiese escribir y las editoriales los publicaran no me permitirían decir lo que digo noi cómo lo digo, tanto en los libros como en el blog. Que no se preocupen por eso, que es algo que no me quita el sueño.
Estos días no quiero hablar de los políticos, porque me ponen histérico al verles tan vanidosos e inútiles.
CONSTANTE
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