sábado, 27 de marzo de 2010

Discriminación de la mujer

Hoy se reunieron en Valencia cuatrocientas mujeres importantes de casi todo el mundo, para debatir la situación de discriminación de la mujer, especialmente en África.
No entiendo cómo las mujeres no tienen más poder en todos los ámbitos de la sociedad, poseyendo el arma de seducción más importante de la vida y no la utilizan, sabiendo que la mayoría de los hombres venden el alma por ella.
Para lograr la auténtica igualdad aún queda mucho camino por recorrer si ellas no echan toda la carne en el asador y no se hacen valer.
La liberación de la mujer ha surgido en momentos aislados y en torno a determinadas mujeres a lo largo de la historia. Se originó como movimiento colectivo a finales del siglo XIX con las sufragistas, pero adquirió nuevas dimensiones en 1964, cuando las mujeres norteamericanas que participaban en movimientos radicales contra la guerra de Vietnam se dieron cuenta de que aún en grupos de oposición, las mujeres seguían desempeñando papeles esencialmente femeninos, es decir, auxiliares y desde entonces han surgido numerosos grupos de liberación de la mujer. Las mujeres han sido socialmente marginadas a lo largo de la historia, se les ha discriminado y considerado menores de edad como personas, con una actitud similar a la del colonizador ante los habitantes de sus dominios. La lucha por la emancipación y liberación femenina, nace siempre de la conciencia de esta situación de inferioridad y aspira a derribar las barreras que hacen de la mujer un ser social y personalmente inferior al hombre.
Si antes la mujer luchó por el derecho a estudiar en la universidad a principios del siglo XX y más tarde por el derecho al voto o por trabajar sin discriminaciones, hoy se unen a estos objetivos, otros que han ido surgiendo tras constatar que el reconocimiento jurídico de ciertos derechos no equivalía a una verdadera igualdad social práctica entre el hombre y la mujer. La marginación social de la mujer puede suceder en cualquier momento, porque siempre están sujetas a enfrentamientos con el chovinismo masculino vigente en nuestra sociedad.
Podemos pasarnos toda la vida tratando de ignorar el problema, creyendo que si las cosas no salen bien es por su culpa y no debido a las estructuras de la sociedad. La mujer no puede liberarse en una sociedad autoritaria y opresiva que le impone unos roles sexuales determinados, que no le concede igual salario por igual trabajo y no será libre hasta que lo sea el hombre. Si éste no es competente y útil, si no tiene un trabajo creativo, necesita sublimar su frustración y posición autoritaria en el hogar.
El problema de la mujer, lo es de toda la sociedad y no puede liberarse si el hombre no se libera a sí mismo. La liberación de la mujer implica la liberación de la sociedad y la liberación de ésta implica que deje de organizarse por parejas y mediante una división sexual del trabajo, convirtiéndose en una sociedad de individuos independientes y autónomos capaces de conseguir una auténtica libertad. Esta independencia debe tener sus orígenes en una educación indiscriminada que haga posible la autonomía económica de las mujeres a partir de la cual sea posible una independencia sociológica y emocional.
Sé que existen múltiples fórmulas de convivencia mucho más positivas que la clásica del matrimonio, que elimina o limita la libertad de la mujer. El movimiento liberador de la mujer tiene dos objetivos: intentar resolver los problemas prácticos y la situación legal laboral de la mujer y concienciar a ésta de su propia situación. Cuando todas las mujeres del mundo dejen de someterse a los hombres, cuando hombres y mujeres se respeten mutuamente y colaboren juntos en mejorar las condiciones de la sociedad, hablar de la liberación de la mujer dejará de tener sentido.
Teniendo en cuenta que el amor entre hombres y mujeres es el fundamento de la vida y que el hombre no lo es del todo sin una compañera, a ver si de una vez por todas, nuestra actitud dominante y la pasividad de la mujer se desarraigan de nuestra vida cotidiana. Que el hombre no se eduque exclusivamente para triunfar y la mujer para gustar y procrear, lo que le sumerge a él en su vida profesional y a ella en su hogar. Que la mujer siga conservando su atractivo físico, no para satisfacer únicamente las apetencias sexuales de los más lujuriosos ni para manipular al hombre con sus excitantes órganos de seducción y que no se deje utilizar en los medios de comunicación como mujer objeto, acentuando así la diferencia de lo que considera propio de hombres y de mujeres en esta sociedad de consumo totalmente descontrolada, donde los tradicionales encantos femeninos siguen siendo utilizados como reclamos comerciales. Todo esto se acabará cuando los manipuladores y explotadores de la sociedad no tengan más remedio que dar trabajo a las mujeres para que el desarrollo siga produciéndoles buenos beneficios.
Tenemos que luchar cada día hasta conseguir la liberación definitiva de la mujer y la igualdad total con los hombres.
Si pudiera ser empresario, sólo emplearía mujeres y daría mi vida por su felicidad, aunque haya algunas que no se lo merezcan.

CONSTANTE

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