Tras la trágica e inesperada muerte de Alba, me pasé toda la semana reflexionando sobre nuestro destino, que a mi modo de ver no está escrito, ni mucho menos, sino que podemos en cierto modo, escribirlo nosotros mismos. Después de esta desgracia que rompe las estadísticas de la longevidad de las mujeres, no creo que la línea de la vida en las manos de Alba estuviesen marcadas en una quinta o sexta parte solamente.
Ortega dijo que yo soy yo y mi circunstancia. Otras frases populares machaconamente repetidas son que unos nacen con estrellas y otros estrellados o que el cantarillo puede romperse de tanto ir a la fuente.
Esta dolorosa tragedia ocurrió porque Alba estaba donde no debía en aquel maldito momento. O dicho de otra manera: no debería estar allí, porque la relación de dos chicos tan diferentes es imposible; pero la inconsciencia de los adolescentes que aún no tienen un criterio claro de lo que necesitan, puede desembocar en estas tragedias y luego lamentamos las irreparables consecuencias.
Resulta curioso que estos traumas se ceben más en las familias que aman de verdad y menos en las que sólo aman el dinero y quieren multiplicar sus riquezas hasta el infinito para comprar hasta el amor.
Como se dice que la vida es el camino cuyo término es la tumba, en lo único que creo es que la muerte nos iguala a todos: pobres y ricos, buenos y malos, guapos y feos, listos o tontos. Por eso no sufro nada cuando fallecen cerdos que vivieron en la gloria sin saber qué hacer con el dinero y se van a lo que ellos consideran el infierno. Es decir: que se les acabó el disfrutar de los placeres terrenales. Por eso repito una vez más:
Malditos sean los ricos,
los cínicos e hipócritas,
los nobles y la aristocracia,
por tratarnos como a micos
y vivir como sibaritas
incluso en democracia.
CONSTANTE
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Sr.Constante: Lamento la muerte de su conocida Alba, lo mismo que la de su amigo Antonio, con esto quiero decir que en ese momento habian 2 PERSONAS, con en principio las mismas cualidades y defectos; Vd.sentira mas la de Alba, pero supongo que tambien Antonio tendria su circulo de conocidos, amigos y familia y por lo tanto su muerte es lo mismo de dramatica que la de Alba. En cuanto a la circunstancia del accidente en si, no creo que pasase por que estubiese en un sitio o con una compañia equivocada como Vd. indica; Vd.solo hace referencia a Alba, pero que pasa, ¿Alba murio por su relación a amistad con Antonio?, ¿ese chaval si que se merecia esa muerte? (perdon por exponerlo asi, pero no me salen otras palabras). Sobre las causas (no los hechos), yo tengo un caso parecido en el que la muerte de 2 amigos se produjo por una serie de correlativas circunstancias que llevaron a que en el ultimo momento estubieran en un coche que 5 horas antes no sabian practicamente ni que existia.
ResponderEliminarEn resumen: SON 2 personas que creo que en esas circuntancias se merecen el MISMO respeto tanto una como otro, y que estaban alli porque a lo largo del dia se produjeron una serie de hechos (a circunstancias) que por si solas no tendrian ninguna repercusión pero que unidas y ordenadas correlativamente les llevaron a que en esa decima de segundo estubieran en ese metro de carretera.
Con este comentario, no quiero atacarlo a Vd., tan solo exponer una opinion personal.
Salu2
Tarina
Tarina: Gracias por estar ahí de nuevo.
ResponderEliminarClaro que siento igualmente la muerte de Antonio, al que no conocía apenas; faltaría más. Pero en el comentario, que iba destinado a analizar lo del destino, sólo me he limitado a comentar lo que piensan los cientos de personas que asistieron al funeral y al homenaje en el Instituto y no se atreven a decir. Tampoco concivo que en los parlamentos hablen de los proyectos de futuro en común, cuando ese tipo de relaciones están llamadas al fracaso y son de duración semanal o acaso mensual. Si lo sabré yo, que he visto miles de relaciones como esa de estudiantes en más de treinta años.
Un saludo.