España y los elementos

Se considera que España es la octava potencia económica del mundo, pero yo no lo creo. ¿Por qué? Porque es un caos en casi todo. Hace unos días enumeraba los problemas que tenemos debido al mal funcionamiento de las instituciones y las empresas; nada eficaces y productivas, respectivamente. Eso sí, los que las dirigen son los que más cobran y los más ineptos, especialmente los políticos.
Si además añadimos que tenemos la negra con las catástrofes naturales, algunas derivadas de nuestra situación geográfica, nunca levantaremos cabeza si no sabemos prevenirlas ni luchar contra los elementos adversos.
Tanto si de debe al cambio climático o a la fatalidad, la verdad es que cuando hay sequía, España arde por los cuatro costados, a veces intencionadamente, por culpa de especuladores o pirómanos enfermos, a los que se debería colgar en la plaza pública para escarmiento de los demás, porque no se puede acabar con la vida de esta manera tan absurda e intolerable. Y no hay más incendios, porque la mitad del territorio ya es medio desértico.
Cuando se produce una gota fría se inundan las riveras de los ríos, donde se construyeron casas, pensando que nunca se inundarían y luego pasa lo que pasa. Incluso el agua embalsada por barreras artificiales proyectadas por ingeniosos ingenieros ablanda la tierra debajo de las casas y las derrumba. ¿Quién paga las consecuencias?
Si cae una fuerte nevada, se paraliza todo el tráfico, dando la sensación de ser un país tercermundista, como ocurrió ayer en Barcelona y Girona. ¿Por qué en las otras comunidades hay máquinas quitanieves y aquí no tenemos apenas?
Si hay una ola de frío o de calor, se eleva tanto el consumo de energía, que las instalaciones eléctricas no responden y hay que recurrir a generadores. ¿Cómo pueden caer las torres del llamado transporte aéreo? Ni que fuesen palillos.
Y menos mal que la península no es territorio de alto riesgo sísmico, sino estaríamos perdidos.
A la hora de evaluar quienes son los culpables de todo esto, nadie quiere responsabilizarse, esperan a que escampe y se entretienen discutiendo si Garzón debe ser procesado o no. Si con ello son felices los peperos, que le procesen y que dejen de tocar los huevos, que ya da asco el tema.

CONSTANTE