martes, 23 de marzo de 2010

La constancia de Obama

Los esclavos africanos han enriquecido los Estados Unidos de América con su trabajo durante el siglo XIX y gran parte del XX. En la segunda mitad del pasado siglo, los que se creen ser ombligos del mundo han invertido tanto en armamento, en guerras y en la conquista espacial, que hoy en día es el país más endeudado de la Tierra.
Resulta paradójico que ante esta coyuntura hayan tenido que recurrir a un hombre de color relativamente joven, para que les saque del atolladero en que se encuentran. Cuando el pobre Obama iba de capa caída, con su popularidad a ras de suelo, logra la reforma de la Sanidad en tan sólo catorce meses de mandato, cuando lo intentaron muchos otros y se estrellaron.
Lo intentó Theodore Roosevelt en 1912, Franklin Roosevelt en los años 30, Harry Truman en el 45, Kennedy en el 62, Johnson en el 65, Carter en el 76, Clinton en su primera legislatura, con Hilary a la cabeza, pero fracasó, lo mismo que el bélico George Bush en 2003.
¿Y por qué han fracasado todos? Porque la sanidad en aquel país es uno de los negocios más rentables y esto es lo único que les interesa a los económicamente poderosos, porque ellos no tienen problemas y les importa muy poco que los trabajadores, los inmigrantes, los marginados e indigentes caigan muertos en la calle sin ser atendidos, como si fuesen animales.
A partir de ahora los comerciantes sin escrúpulos, los industriales y mafiosos del Partido Republicano y sus votantes, comenzarán la guerra contra esta ley que beneficia a más de treinta millones de ciudadanos que no tenían cobertura sanitaria.
Por otra parte, más de 13 millones de inmigrantes sin papeles, que viven y trabajan en EE UU, no tienen derecho a la sanidad universal, algo inconcebible en el país considerado más rico del mundo.
En cambio en España, en este tema siempre le hemos llevado ventaja desde hace más de medio siglo. Incluso los inmigrantes en cuanto ponen los pies sobre nuestro suelo patrio, al bajar de la patera o del cayuco, automáticamente tienen cobertura sanitaria aunque no tengan papeles, lo que va en detrimento de los autóctonos que trabajamos para mantener el sistema.
Esta es una gran diferencia que pone de relieve la solidaridad de un país rico endeudado con un país que va por el mismo camino de la ruina económica.
Hemos de felicitar a Obama por su constancia y voluntad, pero en esto debería aprender de la pequeña España, aunque muchos americanos no sepan donde está.
Y como me gusta mucho la frase: “Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar”. Os advierto que cuando la derecha gobierne dos legislaturas o más en nuestro país, intentará privatizar la Sanidad y todo lo privatizable, para que sus amigotes monten sus rentables y especuladores negocios. Si esto sucede, espero que nos manifestemos en contra e imitemos a los franceses, con el permiso de Fanny.

CONSTANTE

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