El espejo del alma

Los excavadores de zulos, al asesinar al gendarme francés, acaban de cavar su propia tumba.
Desde el restablecimiento de la democracia, se han cometido varios errores con ETA: los medios de comunicación le han hecho siempre demasiada propaganda gratuita; los gobiernos, salvo alguna excepción, han actuado siempre con demasiadas contemplaciones, para que no pudiesen decir que no se respeta a los asesinos y en las cárceles tienen unos privilegios que para sí quisieran los delincuentes comunes.
ETA nació hace medio siglo y en aquella época incluso parecía tener rezón de ser, pero no hoy en día. El problema radicó siempre en el inmenso apoyo popular que han tenido y aún siguen teniendo, por desgracia, lo que asusta a los gobernantes.
Es inconcebible que reivindiquen la independencia, siendo Euskadi el territorio fiscalmente más favorecido del mundo industrializado, juntamente con Navarra. Lo que no entiendo es por qué no se acaba de una vez con esa maldita lacra, que lleva asesinadas cerca de mil personas, ha provocado miles de sufrimientos y unos gastos al Estado de cientos de millones de € cada año en seguridad e indemnizaciones.
Al principio de la democracia, Francia incluso colaboraba con ETA, dándole cobijo y le costó comprender que debía colaborar con España para acabar con ella. Espero que esto ya no tenga vuelta de hoja y comience la cuenta atrás. Con este asesinato, deseo que Sarkozy no olvide lo prometido y que se acabe con ellos de una vez por todas.
Hace unos días he visto en un periódico las fotos de una docena de etarras y he flipado al ver las pintas que tenían; alguno parece tener un cociente intelectual inferior a noventa. Si la cara es el espejo del alma, los asesinos que matan a sangre fría sin mirar a los ojos a las víctimas están desalmados y no pueden considerarse humanos.
Me pregunto adónde podrían ir los vascos, gobernados por esa gentuza, con independencia o sin ella. Ellos son el reflejo de las miles de personas que se manifiestan a su favor cada dos por tres, intimidando al resto de los ciudadanos demócratas. Si hubiesen evolucionado y tuviesen dignidad y vergüenza, no lo harían.
Quiero felicitar a Rubalcaba y al Lehendakari López por su empeño de acabar con esa eterna y maldita desgracia. ¡Ya era hora!

CONSTANTE