Durante este mes fallecieron dos paisanos míos más jóvenes que yo y hoy también hemos despedido al padre de un buen amigo. Esto me hizo pensar y reflexionar para qué hemos venido aquí.
No sé de quien es la frase genial: “Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar”. Lo que ocurre es que muchos de los seres que estamos aquí porque nos han traído, creemos que no vamos a morir nunca. Prueba de ello es ver la codicia la ambición y la avaricia de la mayoría de los mortales, sabiendo que no vamos a llevarnos nada con nosotros.
El señor que nos abandonó hoy era uno de los hombres más trabajadores que he visto en mi vida. Muchísimos años en una mina en León y a pesar de esclavitud que significa ese duro trabajo, vivió más de ochenta años. En la despedida noté lo amado que era por familiares, amigos y conocidos y eso es lo bonito de la vida, que aunque termine trágicamente, se pasa a otro estado en el recuerdo infinito de los seres queridos. No como los que sólo aman el dinero y el materialismo, mientras explotan y fastidian al prójimo, por eso nadie llora por ellos cuando se mueren, sino todo lo contrario; aunque nadie se atreva a decir que eran malas personas, sabiendo que los ricos sólo son buenos después de muertos. Que sí, sé que también hay algunos buenos, pero no muchos; sino no se entiende por qué no hicieron ni hacen nada por los desgraciados, pudiendo hacerlo.
Precisamente en estas fechas se reflexiona algo sobre este tema tabú si ocurre alguna desgracia en la familia, pero no lo suficiente, sino no habría tantas injusticias y tantas calamidades en el mundo.
Como dice uno de los comentaristas de este blog: ¡Oído cocina! Estamos aquí de paso y no entiendo cómo nos complicamos la vida o intentamos complicársela a los demás. Be good, please.
CONSTANTE
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Sr.Constante:
ResponderEliminarAhora si, de verdad, en este comentario/reflexion no puedo (como Vd. dice) darle "caña".
Salu2, Tarina