Móviles

En estas fiestas tan tradicionales las compañías telefónicas hacen su agosto, porque el personal se pasa horas llamando y enviando mensajes. Pienso que los buenos deseos hay que tenerlos todo el año, queridos paisanos y no sólo en estas fechas. Las personas queridas deben sentirse amadas siempre sin necesidad de demostrárselo continuamente, ni especialmente estos días.
Yo creía que nunca llegaría a tener teléfono móvil, porque me comunico casi exclusivamente con e-mails, con más de trescientas direcciones en la lista. Pero desde que mis hijas ya no me necesitan para cubrir sus necesidades, son ellas las que me hacen regalos, por mi cumpleaños, el Día del Padre y por Navidades. Lástima que no sepa cuándo es mi onomástica. Me temía que un año u otro se presentarían con un móvil y no se lo podía rechazar si a la vez me dicen que debo llevarlo siempre encima por si lo necesito en caso de emergencia. Ellas saben que para mí todos los días del año son iguales y son las que se preocupan de llamar si están fuera. Pero tienen razón y desde entonces lo llevo siempre conmigo, aunque no lo utilice; prueba de ello es que con veinte euros he pasado todo este nefasto año. Conmigo lo tienen negro los accionistas y presidentes de las compañías telefónicas, si quieren disfrutar buenas orgías y vacilar de avión privado.
El caso es que de unos quince años para acá todos los españolitos nos hemos convertido en ministros y no podemos vivir sin móviles. Ya hay más teléfonos que habitantes en el país y es una vergüenza que los poderes públicos permitan que las compañías tengan miles de personas diariamente intercambiando mensajes con subnormales que quieren ligar y no saben que les están timando. ¿Cómo pueden ser tan idiotas? Si nos controlan en todos los ámbitos de la vida, incluso imponiéndonos multas, porque saben que un país de borregos ingobernables sólo funciona si nos tocan la cartera, me pregunto por qué no multan a estas compañías mafiosas por estas prácticas abusivas.
Queremos que España levante cabeza; pero ¿a dónde podemos ir con este personal tan bobo, especialmente los jóvenes? ¿Cuándo van a espabilar? ¡Imbéciles!
Tarina, perdóname por terminar así. Es que me jode que seamos tan gilipollas.

CONSTANTE