domingo, 24 de enero de 2010

¿Por qué no en el desierto?

Hoy me ha increpado un amigo por teléfono, por lo que dije ayer en el comentario acerca de la construcción de un cementerio nuclear en el centro del desierto del Sahara. Me dijo que eso es imposible. Y yo le digo que no hay nada imposible para la Humanidad.
Si desde Oriente Próximo y otros países productores de petróleo, lo distribuyen a todo el mundo en enormes petroleros, para contaminar bien el planeta desde todos los puntos poblados. ¿Por qué no se pueden transportar los residuos radioactivos en barcos hasta el lugar más próximo en el Atlántico o en el golfo de Sidra en el Mediterráneo? Desde allí bastaría una simple carretera.
En cuanto a la seguridad, seria mucho más económico para las potencias atómicas preservar las instalaciones, que salvaguardar cientos de cementerios por todo el mundo, donde cualquier kamikace fanático islámico puede provocar el caos acercándose a él con el culo lleno de explosivos.
Lo que yo propongo es una idea factible, pero me preocupa mucho más el otro peligro atómico, con más de treinta mil bombas termonucleares que poseen las siete potencias mundiales. ¿Qué ocurriría si en uno de esos países llega al poder un fanático que se le cruzaran los cables y provocara un conflicto que acabaría con la vida en nuestro querido planeta azul? Esto me preocupa mucho más que lo de los residuos radioactivos.

CONSTANTE

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