Hace unos cuantos años tuve problemas con un alcohólico que estaba en un semáforo pidiendo donativos para la Cruz Roja. Tenía un bote de esa institución benéfica, seguramente sustraído y luego se iría a poner morado de cerveza o vino en los bares de la zona.
Actualmente existen demasiadas ONGs y la mayoría no son de fiar, porque sus fundadores y dirigentes las crearon para montar sus negocios y apenas llega lo recaudado a donde debería llegar.
Estos días hay miles de iniciativas por todo el mundo para recaudar fondos para los damnificados de Haití. Lo que lamento es que esa ayuda no llegue inmediatamente a las gentes que han sufrido en sus carnes la inmensa tragedia y que tengan que ser los norteamericanos los que se erijan en salvadores de la situación, como en casi todas partes y ocasiones.
En la mayoría de mis libros y en muchos comentarios de este blog comento la imperiosa necesidad de crear un ejército mundial bajo los auspicios de la ONU, para hacer frente a catástrofes como esta o para meter en vereda a todos los dictadores del mundo y poner orden, porque ya bastantes problemas tiene la Humanidad, como para complicarnos más la vida con trifulcas territoriales cuando ya todo está globalizado.
También lamento que de catástrofes como esta siempre haya quien quite tajada, como de las guerras por petróleo u otros intereses oscuros. Todo se debe a la globalización de la estupidez humana, por eso nos siguen dando descaradamente por donde quieren y seguimos sin reaccionar.
CONSTANTE
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