Carencia de liderazgo

En tiempos de Felipe González el que se movía no salía en la foto. Aznar también puso orden en el desmadrado Partido Popular, pero metió la pata al poner en su lugar a uno de los políticos más grises del panorama político español, para que en comparación pareciese él el rey del mambo. Lo mismo que Aznar, Rajoy perdió dos elecciones antes de llegar al poder y está por ver que llegue a la tercera ocasión y venza, porque Zapatero, de momento no tiene quien le haga sombra en el PSOE, a pesar de su ineptitud demostrada durante la crisis. Visto la que hay armada con la corrupción generalizada en el PP, no me extrañaría que volviese a ganar una vez más. Todo depende de si somos como los italianos, los valencianos o madrileños y no masocas.
Estos días se está librando una cruenta batalla por el poder de la Caja Madrid. Esperanza Aguirre quiere imponer a su segundo, Ignacio González, para manipularle bien y tener también el poder económico; Rajoy y Gallardón quieren a Rodrigo Rato para quitarle del medio y que no pretenda aspirar a la presidencia del partido y del Gobierno, aunque diga estar dispuesto a presidir la Caja.
Yo no quisiera estar en el pellejo de Rajoy, con tanto buitre carroñero a su alrededor; pero no sólo están al acecho Aguirre, Gallardón y Rato, porque Aznar está loco porque le reclamen para salvarnos de la miseria y enriquecer aún más a sus compañeros de pupitre. Así las cosas, esperemos que en unos días se aclare todo y descubramos si una caja de ahorros, que es prácticamente lo mismo que un banco, debe estar dirigida por un tecnócrata o por un político inútil, como todos los que han ido enchufando en la presidencia y la dirección de todas las instituciones públicas del Estado.
Mientras tanto, más del 60% de las familias españolas ya no llegan a fin de mes, un 30% están bajo el umbral de la pobreza, más de un millón de familias tienen a todas las personas en edad laboral en paro y viéndolas venir sin reaccionar.
Además de la envidia como enfermedad nacional, debemos añadir que estamos sobrados de paciencia, por tolerar que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, sabiendo cómo salir de la crisis y que nadie se atreva a meter en vereda a los intocables multimillonarios.

CONSTANTE